martes, 28 de octubre de 2008

COMO DISCUTIR SIN PELEAR


Dentro de una relación de pareja es necesario articular la relación bajo una serie de principios, para crear una comunicación más afectiva y efectiva.
A continuación unas preguntas que nos ayudaran a orientar esta dificultad:

¿Por qué hay discusiones que terminan siendo tan difíciles?

¿Qué ocurre con esos temas tan sensibles que terminan usualmente en
problemas?

Sea cual sea el asunto, lo que hace la conversación difícil no es lo que se dice, sino lo que callamos, por eso es importante hacer uso de algunas claves, que le permitirá a la pareja hablar y comunicarse sin alterarse.

No es nada sencillo decirle al otro lo que guardamos dentro e intentar dejar ciertas cosas claras.
Por lo general siempre tendemos a temer que nuestro interlocutor, en este caso particular la pareja desconfíe de nuestras intenciones o que se ponga a la defensiva, es decir que no sepa interpretar correctamente lo que queremos decirle.
Nos preocupa hacerle daño o que se enfade ante la idea de perder su cariño.
Así que con mucho tacto advertimos en cierta medida el carácter de la conversación, puesto si lo que esperamos es una discusión distendida, no nos sorprendamos si la misma acabe en un portazo por parte del otro, creando perplejidad y cierto sentimiento de culpabilidad por nuestra parte.

¿Qué hacer entonces?
Lo que hace que una conversación sea difícil, es por lo que callamos y no por lo que decimos.
Los motivos de las discusiones pueden ser variados: los hijos, las relaciones sexuales, el maltrato físico entre otros temas sumamente importantes, pero explícitamente lo que realmente sucede es que nos enfrentamos no solo para imponer nuestra versión de los hechos, sino también para resaltar o esconder nuestros sentimientos y para defender nuestra identidad.

Ejemplo: Luís es un personaje que evita confrontar los problemas continuamente, por eso su esposa cada vez que intenta hablar de algo que a ella le preocupa, y a el no le gusta, dice: " No empieces de nuevo por favor”.
Esto hace que repitamos los mismos errores una y otra vez, y que reaccionemos de la misma manera cada vez que nos sentimos en peligro.


Desarrollar la Empatía.....

Cuesta admitir que uno esta equivocado, que aprende algo del otro.
Eso significa ponerse en la piel del otro.
“Es muy negativo tildar de estúpido lo que plantea el otro, sea lo que sea; lo positivo es escuchar y hablar ".
De ese modo es mas fácil que el otro se de cuenta de la inconsistencia de su
argumento. Toda discusión es exitosa si aprendemos a escuchar al otro, puesto que para comprender necesitamos escuchar.

Por eso es sumamente importante evitar acumular tensión, provocada precisamente por no comunicar a tiempo y en el momento preciso lo que sentimos; ya que al no aclararse estas cosas, la relación se destruye.
Por el contrario aquellos que logran resolver sus problemas de comunicación esclarecen sus pensamientos y anulan cualquier tipo de prejuicio, así la relación corre menos peligro de destruirse.
Las emociones son claves para no convertir una discusión en peleas.
Les propondré una vez ya aclarado los problemas mas frecuentes en una relación de pareja, algunos pasos sencillos para aprender a discutir de un modo afectivo y efectivo.

1- Proponerse como pareja, aprender a intercambiar opiniones sin enfadarse.

2- Respetar los turnos de intervención.

3- Permanecer en un estado de disponibilidad y escucha.

4- Evitar las descalificaciones con respecto al otro.

5- Considerar lo que dice el otro como sumamente importante.

6- Evitar los monólogos, es decir, no sermonear al otro.

7- Trasmitir confianza.

La vida en pareja es un espacio de intercambio de emociones, opiniones y formas de ser, que enriquecen la relación de pareja.
Hagamos de este espacio un encuentro para amar y crecer como personas.

Adriana Giurda.
Antonio A. Mendoza

sábado, 25 de octubre de 2008

Dinámica de la Violencia intrafamiliar FASE 1.

Al principio de la mayoría de las relaciones es muy difícil que aparezca la violencia. Cada miembro de la pareja muestra su mejor faceta.
FASE 1.
ACUMULACIÓN DE TENSION
La dinámica de la violencia intrafamiliar existe como un ciclo, que pasa por tres fases.
• A medida que la relación continúa, se incrementa la demanda así como el stress.
• Hay un incremento del comportamiento agresivo, más habitualmente hacia objetos que hacia la pareja. Por ejemplo, dar portazos, arrojar objetos, romper cosas.
• El comportamiento violento es reforzado por el alivio de la tensión luego de la violencia.
• La violencia se mueve desde las cosas hacia la pareja y puede haber un aumento del abuso verbal y del abuso físico.
• La pareja intenta modificar su comportamiento a fin de evitar la violencia. Por ejemplo: mantener la casa cada vez más limpia, a los chicos más silenciosos, etc.
• El abuso físico y verbal continúa.
• La mujer comienza a sentirse responsable por el abuso.
• El violento se pone obsesivamente celoso y trata de controlar todo lo que puede: el tiempo y comportamiento del otro (cómo se viste, adónde va, con quién está, etc.)
• El violento trata de aislar a la víctima de su familia y amistades. Puede decirle, por ejemplo, que si se aman no necesitan a nadie más, o que los de afuera son de palo, o que le llenan la cabeza, o que están locos, etc.
Esta fase difiere según los casos. La duración puede ser de semanas, días, meses o años. Se va acortando con el transcurrir del tiempo.

FASE 2 Y 3

FASE 2.
EPISODIO AGUDO DE VIOLENCIA

• Aparece la necesidad de descargar las tensiones acumuladas
• El abusador hace una elección acerca de su violencia. Decide tiempo y lugar para el episodio, hace una elección consciente sobre qué parte del cuerpo golpear y cómo lo va a hacer.
• Como resultado del episodio la tensión y el stress desaparecen en el abusador. Si hay intervención policial él, se muestra calmo y relajado, en tanto que el otro aparece confundido debido a la violencia padecida.
FASE 3.
ETAPA DE CALMA, ARREPENTIMIENTO O LUNA DE MIEL
• Se caracteriza por un período de calma, no violento y de muestras de amor y cariño.
• En esta fase, puede suceder que el golpeador tome a su cargo una parte de la responsabilidad por el episodio agudo, dándole a la pareja la esperanza de algún cambio en la situación a futuro. Actúan como si nada hubiera sucedido, prometen buscar ayuda, prometen no volver a hacerlo, etc.
• Si no hay intervención y la relación continúa, hay una gran posibilidad de que la violencia haga una escalada y su severidad aumente.
• A menos que el golpeador reciba ayuda para aprender métodos apropiados para manejar su stress, esta etapa sólo durará un tiempo y se volverá a comenzar el ciclo, que se retroalimenta a sí mismo.
Luego de un tiempo se vuelva a la primera fase y todo comienza otra vez.
El agresor no se cura por sí solo, debe tener un tratamiento. Si el conjugue no se va y permanece en la casa, el ciclo va a comenzar una y otra vez, cada vez con más violencia.

Codependencia, sus causas.

La falta de amor deja cicatrices en el alma de los niños que llevan a ciertos comportamientos disfuncionales en la adultez, como la codependencia. El codependiente no puede dar lo que no recibió, por lo tanto, la codependencia se convierte en un círculo vicioso que continúa de generación en generación si no se busca ayuda psicológica y espiritual.
En todas las familias existe cierta disfuncionalidad en mayor o menor grado. A menudo las personas codependientes han sido objeto de algún tipo de abuso físico o verbal, o sufrieron el abandono de uno de sus padres o de ambos, ya sea físico o emocional.
El codependiente busca alivio en alguna adicción para “anestesiarse” ante su dolor. A veces lo hace a través de relaciones personales disfuncionales y muchas veces dañinas; o mediante adicciones al dinero, el sexo, la ira, las drogas, la bebida, etc. El codependiente está atado a lo que le sucedió en su familia de origen y se siente internamente torturado por ello, aunque la mayoría de las veces no se da cuenta de lo que le está sucediendo.
A veces su hambre de amor y aprobación son tan grandes al llegar a la adolescencia o la adultez, que están dispuestos a soportar cualquier cosa, con tal de recibir aunque solo sean “migajas” de cariño y atención.

¿Qué es Violencia de Género?

De alguna manera podemos decir que todas las personas, en alguna etapa de su vida, han sido víctimas de violencia. No obstante, la violencia de género es aquella que se ejerce sobre las mujeres por el solo hecho de ser tales.
Mientras el sexo se refiere a las diferencias biológicas entre hombres y mujeres, el género se refiere a las diferencias psicológicas, sociales y culturales.
Hay razones culturales, socialmente aceptadas, por las cuales se justifica, aún en forma inconciente, la dominación de los varones sobre las mujeres. Es importante que comencemos a reconocer las diferencias entre ambos, pero que éstas no impliquen jerarquías.
La violencia que padecen las mujeres comprende cuatro modalidades, que van desde la agresión física -con resultado de muerte en multitud de ocasiones-, la violencia sexual, la psicológica y la patrimonial.
Violencia Física:
•Violencia física directa, que puede consistir en contacto físico no deseado, golpes, violaciones e incluso el asesinato.
•Violencia física indirecta, como destruir objetos, arrojar objetos cerca de la víctima o contra ella. La violencia física indirecta incluye pegar a un amigo o allegado a la víctima o el mal trato a animales.
•Ambas pueden originarse en el hogar entre los miembros de la familia; la violencia puede ser cometida tanto por hombres como por mujeres.
Violencia mental o emocional
Es perjudicar a otros psicológicamente, mentalmente, moralmente o emocionalmente, perjudicar la unidad, coherencia o equilibrio interno del otro, toda acción u omisión destinada a degradar o controlar las acciones, comportamientos, decisiones y creencias de otras personas por medio de la intimidación, manipulación, amenaza directa o indirecta, humillación, aislamiento o cualquier otra conducta que implique un perjuicio en la salud psicológica, emocional, la autodeterminación o el desarrollo personal.
•Amenazar con actos de violencia física contra la víctima, contra los niños, familiares, amigos o hasta las mascotas. Estas amenazas pueden ser explícitas y detalladas o bien vagas en contenido y plazo de tiempo.
•Violencia verbal: amenazas, insultos y comentarios con intención de bajar la autoestima de la persona.
•Violencia no verbal: gestos, expresiones y posturas.

Violencia sexual:
Es perjudicar a otros en razón del sexo, se entiende toda acción que obliga a una persona a mantener contacto sexualizado, físico o verbal, o a participar en otras interacciones sexuales con la persona que despliega la acción o con un tercero, mediante el uso de la fuerza física, chantaje, soborno, manipulación, o cualquier otra conducta que anule o limite la voluntad personal.

Es violencia patrimonial:
toda acción u omisión que implique un perjuicio, pérdida, transformación, sustracción, destrucción, retención o distracción de objetos, instrumentos de trabajo, documentos personales, bienes, valores, derechos, o recursos económicos, destinados a satisfacer necesidades que conlleven a un riesgo de daño inminente en la salud física o psíquica o la vida de algún miembro del grupo familiar. Abuso económico y social: controlar el dinero y otros recursos económicos de la víctima, sabotear sus relaciones sociales, impedir que pueda verse con amigos o familiares y aislarla de contactos sociales.

¿Qué es Violencia?


La violencia es cualquier situación que por acción u omisión ponga en riesgo físico, psíquico o sexual. Esto implica hablar de todas las formas de abuso que vulneran los derechos humanos, la vida, la integridad psico-física, la libertad, el normal desarrollo de la personalidad y del mundo de relaciones y todo ello supone, por lo tanto, un obstáculo para el desarrollo de una sociedad democrática.

La violencia doméstica comprende todos aquellos actos violentos, desde el empleo de la fuerza física hasta el matonaje, acoso o la intimidación, que se producen en el seno de un hogar y que perpetra al menos un miembro de la familia contra otro u otros. Habitualmente, este tipo de violencia no se produce de forma aislada, sino que sigue un patrón constante en el tiempo.

Puede ser ejercida por una persona hacia su cónyuge o hijos, por un hijo/ -a hacia sus progenitores (asociado con frecuencia a la drogadicción, o padres ancianos); en parejas homosexuales (entre dos hombres o entre dos mujeres), etc.

No siempre se ejerce por el más fuerte física o económicamente dentro de la familia, siendo con frecuencia razones puramente psicológicas (véase síndrome de Estocolmo) las que impiden a la víctima defenderse.

Lo que todas las formas de violencia familiar tienen en común es que constituyen un abuso de poder. Pero dada la complejidad y variedad del fenómeno, es muy difícil conocer sus dimensiones globales, tiene lugar, en el ámbito familiar, no solo entre las cuatro paredes de una casa. Normalmente se considera que se da entre adultos de una edad similar o de descendientes a ascendientes. La violencia hacia los niños suele denominarse abuso de menores.

Hay autores que señalan que la violencia intrafamiliar se da básicamente por:

· la falta de control de impulsos, la carencia afectiva y

· la incapacidad para resolver problemas adecuadamente; y además en algunas personas podrían aparecer variables de

· abuso de alcohol y drogas.

· No comprender el concepto de ley


Todo el que ha estudiado siquiera un poco al ser humano, le va a decir que los cinco primeros años de la vida dejan una marca imborrable para toda la vida, para bien o para mal. Por eso, el privar a un niño de amor es como privar de fertilizante a un árbol que empieza a crecer, pero el golpearlo es como echarle veneno, lo va a terminar de matar psicológicamente y emocionalmente, o mejor va a crecer herido de muerte. Pero hay golpes y golpes, algunos golpes sacan sangre o dejan morados, incluso un mal golpe puede producir la muerte, pero hay otros mas sutiles que no se ven, pero que se graban a fuego lento no sólo en mente sino en la identidad de ese niño o de esa niña. Se graban en su “yo”, y los frutos de estos golpes emocionales se van a ver después en sus relaciones con personas significativas y en su relación con el mundo.
A menudo la raíz de la violencia doméstica tanto para las víctimas como para sus victimarios, es el vacío afectivo. O sea, la falta de amor y atención en su niñez.
En los hogares disfuncionales en los cuales un cónyuge maltrata al otro, es común el maltrato a los niños. Constituye violencia no sólo el darles fuertes golpes, sino también gritarles, menospreciarlos, castigarlos excesivamente o negarles la atención, la aceptación y el amor que son tan imprescindibles para su desarrollo emocional y social. También es un acto de violencia en el caso de los padres divorciados, el hablar mal del ex-cónyuge delante de los hijos o utilizarlos para hacerle daño al otro.
Lamentablemente, cuando una mujer está siendo víctima de cualquier tipo de violencia por parte de su esposo o “compañero”, está tan enfrascada en defenderse que a menudo no puede darse cuenta del daño que también están sufriendo sus hijos. A veces permite hasta los maltratos físicos o verbales a éstos por parte del padre o padrastro, porque se siente incapaz de detenerlos ni siquiera en lo que respecta a sí misma.
Nosotros los adultos sabemos como duele el silencio, tal vez más que las palabras ofensivas. Ese silencio es el peor de los castigos, ahora imagínese a un niño que no ha hecho nada y no se le habla, y no se le abraza y acaricia, cómo se va conformando su identidad…pensemos en eso.