martes, 1 de diciembre de 2009

CARTA DE JESUS EN SU CUMPLEAÑOS





Como sabrás, nos acercamos nuevamente a la fecha de mi cumpleaños. Todos los años se hace una fiesta en mi honor y creo que en este año sucederá lo mismo. En estos días la gente hace muchas compras, hay anuncios en la radio, en la televisión y, en todas partes, no se habla de otra cosa, si no de lo poco que falta para que llegue ese día.
La verdad, es agradable saber que, al menos un día en el año, algunas personas piensan un poco en mi. Como vos sabés, hace muchos años empezaron a festejar mi cumpleaños. Al principio no parecían comprender y agradecer lo mucho que hice por ellos, pero hoy en día nadie sabe para que lo celebran. La gente se reune y se divierte mucho, pero no sabe de que se trata.
Recuerdo el año pasado, al llegar el día de mi cumpleaños, hicieron una gran fiesta en mi honor. Había cosas muy deliciosas en la mesa, todo estaba decorado y recuerdo también que había muchos regalos, pero, ¿sabés una cosa?, ni siquiera me invitaron.
Yo era el invitado de honor y ni siquiera se acordaron de invitarme. La fiesta era para mí y cuando legó el gran día me dejaron afuera… y yo quería compartir la mesa con ellos.
La verdad no me sorprendí, porque en los últimos años todos me cierran la puerta. Y, como no me invitaron, se me ocurrió entrar sin hacer ruido.
Entré y me quedé en el rincón. Estaban todos bebiendo, había algunos ebrios contando chistes, carcajeándose. La estaban pasando en grande. Para colmo, llego un viejo gordo vestido de rojo, de barba blanca y gritando ¡ jo – jo – jo !. parecía que había tomado de más. Se dejó caer pesadamente en un sillón y todos los niños corrieron hacia él, diciendo: “¡ Santa Claus, Santa Claus!. ¡ Cómo si la fiesta fuese en su honor!
Llegaron las doce de la noche y todos comenzaron a abrazarse; yo extendí mis brazos esperando que alguien reparara en mi y me abrazara y… ¿sabés?, nadie me abrazó….
De repente todos empezaron a repartirse los regalos, uno a otro los fueron abriendo, hasta que se abrieron todos, me acerque para ver si de casualidad había alguno para mi.
¿qué sentirías si el día de tu cumpleaños se hicieran regalos los unos a los otros y a vos no te regalaran nada?. Comprendí entonces que yo sobraba en esa fiesta, salí sin hacer ruido, cerré la puerta y me retiré. Cada año que pasa es peor, la gente solo se acuerda de la cena, de los regalos y de las fiestas, y de mí nadie se acuerda.
Quisiera que esta Navidad me permitieras entrar en tu vida, quisiera que reconocieras que hace más de dos mil años vine a este mundo para dar mi vida por ti en la cruz y de esa forma poder salvarte. Hoy solo quiero que vos creas esto con todo tu corazón.
Voy a contarte algo, he pensado que como muchos no me invitaron a su fiesta, voy a hacer la mi propia, una fiesta grandiosa como la que jamás nadie imaginó, una fiesta espectacular.
Todavía estoy haciendo los últimos arreglos, por lo que este año estoy enviando muchas invitaciones y en este día, hay una invitación para ti, solo quiero que me digas si quieres asistir, te reservaré un lugar, y escribiré tu nombre con letras de oro en mi gran libro de invitados, en esta fiesta solo habrá invitados con previa reservación, y se tendrán que quedar fuera aquellos que no contesten mi invitación.
Preparate porque cuando todo esté listo, daré la gran fiesta. Hasta pronto…

Jesús de Nazareth.

miércoles, 25 de noviembre de 2009

25 DE NOVIEMBRE DIA INTERNACIONAL POR LA ELIMINACION DE LA VIOLENCIA

El Día Internacional por la eliminación de la violencia contra las mujeres, recuerda a tres mujeres dominicanas, las hermanas Mirabal, asesinadas por la dictadura de Rafael Leonidas Trujillo, en 1960.
Las mujeres de todo el mundo son objeto de violación, de violencia doméstica y de otras formas de abusos y falta de respeto a sus derechos, y a menudo están ocultas la escala y la verdadera naturaleza de la cuestión.
La violencia hacia el género femenino genera la mortandad constantemente, y no sólo sucede en paí ses que se encuentran en vías de desarrollo, sino en todo el mundo. Las cifras alertan a la humanidad sobre las consecuencias de lo que es y ha sido la violencia hacia la mujer.
No existe un factor único que causa el maltrato. Hay factores individuales, como consumo de alcohol, depresión y trastornos de la personalidad y experiencia de maltrato en la niñez, factores de la relación, como inestabilidad matrimonial y presiones económicas, y factores comunitarios o sociales: marcadas desigualdades y normas, tradicionales de género, sanciones débiles de la comunidad, contra la violencia social y de género, debilitamiento del tejido social, fuentes inestables de apoyo social y para las mujeres.
Los proyectos para combatir la violencia deben incluir la asistencia a las ví ctimas de la violencia doméstica, talleres sobre las causas de la violencia contra la mujer y cómo prevenirla y redes de apoyo para las víctimas de violencia doméstica, organizadas con la colaboración de las autoridades.
El compromiso ciudadano debe ser total para construir una sociedad más justa e igualitaria.
Mundialmente, por lo menos una mujer de cada tres ha sido golpeada, forzada a tener relaciones sexuales, o maltratada de alguna manera en el curso de su vida. El agresor es con frecuencia un familiar. Cada vez más se reconoce que la violencia basada en el género es un importante problema de salud pública y una violación de los derechos humanos.
Los efectos de la violencia pueden ser devastadores para la salud reproductiva de la mujer y para otros aspectos de su bienestar físico y mental. Además de causar lesiones, la violencia lleva a que aumente el riesgo a largo plazo de la mujer a desarrollar otros problemas de salud, como dolores crónicos, discapacidad física, uso indebido de drogas y alcohol y depresión. Las mujeres con una historia de maltrato físico o abuso sexual también enfrentan un riesgo mayor de embarazos involuntarios, infecciones de transmisión sexual y resultados adversos del embarazo. Pero las víctimas de la violencia que acuden a los profesionales de salud en busca de asistencia suelen tener necesidades que éstos no reconocen, no investigan y no saben cómo abordar.
¿Qué se entiende por violencia basada en el género?

La violencia contra las mujeres y las niñas incluye el maltrato físico y el abuso sexual, psicológico y económico. Generalmente se la conoce como violencia "basada en el género" por desarrollarse en parte a raíz de la condición subordinada de la mujer en la sociedad. Muchas culturas tienen creencias, normas e instituciones sociales que legitiman y por ende perpetúan la violencia contra la mujer. Los mismos actos que se castigarían si estuvieran dirigidos a un empleador, un vecino o un conocido, suelen quedar impunes cuando el hombre lo dirige a la mujer, especialmente en el seno de la familia.
Dos de las formas más comunes de violencia contra la mujer son el abuso por parte de sus compañeros íntimos y la actividad sexual forzada, sea que tengan lugar en la niñez, en la adolescencia o en la vida adulta. El abuso por parte del compañero íntimo, también conocido como violencia doméstica, maltrato de la esposa o agresión, casi siempre está acompañado de abuso psicológico y, en una cuarta parte a la mitad de los casos, de relaciones sexuales forzadas. En su mayoría, las mujeres maltratadas por sus compañeros sufren agresiones en numerosas ocasiones. En realidad, las relaciones abusivas se desarrollan comúnmente en una atmósfera de terror.
Sólo el 5% de los malos tratos familiares son denunciados, es decir sólo se denuncia el maltrato cuando es brutal o muy reiterado.La violencia familiar se produce en todas las clases sociales y por tanto en todos los estamentos económicos, incluso en aquellos de alto nivel cultural. Muchas mujeres retiran la denuncia antes del Juicio, casi siempre por miedo y bajo amenazas. Un factor que hay que tener también presente es la dificultad que tiene la víctima de probar los hechos, estos siempre se producen en la intimidad, sin testigos o con testigos que dependen del agresor por razones de parentesco.Tampoco le resulta fácil a la víctima llevar testigos de la agresión tales como vecinos, ya que normalmente no quieren ir. Por otra parte, los certificados de lesiones aportados no siempre tienen el poder probatorio de la existencia de la violencia familiar, ya que si bien certifican las lesiones, no acreditan quien las produce.

viernes, 4 de septiembre de 2009

CO-DEPENDENCIA

El codependiente suele olvidarse de sí mismo para centrarse en los problemas del otro (su pareja, un familiar, un amigo, etc), es por eso que es muy común que se relacione con gente "problemática", justamente para poder rescatarla y crear de este modo un lazo que los una. Así es como el codependiente, al preocuparse por el otro, olvida sus propias necesidades y cuando la otra persona no responde como el codependiente espera, éste se frustra, se deprime e intenta controlarlo aún más. Con su constante ayuda, el codependiente busca generar, en el otro, la necesidad de su presencia, y al sentirse necesitado cree que de este modo nunca lo van a abandonar.
Es muy común que en una relación, el codependiente no pueda poner límites y sencillamente todo lo perdone, a pesar de que la otra persona llegue a herirlo de manera deliberada, esto es simplemente porque el codependiente confunde la "obsesión" y "adicción" que siente por el otro con un inmenso amor que todo lo puede. Por ende, el codependiente es incapaz de alejarse por sí mismo de una relación enfermiza, por más insana que ésta sea, y es muy común que lleguen a pensar que más allá de esa persona se acaba el mundo, hasta que reconocen su condición psicológica y buscan ayuda, para terminar con la codependencia o no volver a generar su codependencia en otras personas o en futuras relaciones.
Estas personas inventan cualquier excusa para no salir de la relación que los agobia ya que temen enfrentarse a los cambios que esto implica, reciben mal trato de parte de sus parejas y sin embargo, continúan en la relación.
El codependiente esta totalmente ajeno a esta situación, es decir, no es consciente de que tiene un problema de estas características; es mas, si alguien trata de mostrarle su condición hasta es posible que no lo reconozca, ya que muchas veces se confunde la codependencia, con amor intenso (lo amo por eso aguanto), con paciencia, tolerancia y esperanza (yo se que va a cambiar); aun en hogares donde se practica activamente el cristianismo, esta condición se solapa bajo la forma de “sujeción”, (la Palabra de Dios dice: “mujeres estad sujetas a vuestros maridos”).
La realidad es que quienes son afectados por esto ven destruida su autoestima, y su capacidad de tomar iniciativa de decidir poner fin a una situación que ha anulado por completo su personalidad.
Se necesita ayuda para renunciar totalmente a ella. Muchos logran tomar la decisión de salir del ambiente de la codependencia, pero al poco tiempo, y sin saber como o por que, están de vuelta (“perdonando y dando otra oportunidad”), inmersos en una rueda de poder que no cesa de girar.

CARACTERISTICAS DEL CODEPENDIENTE:

BAJA AUTOESTIMA Los codependientes tienden a:
Buscar desesperadamente amor y aprobación
Culparse y criticarse por todo, aún por su manera de pensar, de sentir, de verse, de actuar y de comportarse
Rechazar cumplidos o halagos y deprimirse por la falta de ellos (privación de caricias)
Sentirse diferentes del resto del mundo
Temer al rechazo
Víctimizarse
Les cuesta trabajo tomar decisiones
Esperar la perfección de sí mismos y se culpabilizan y avergüenzan de ser lo que son
Consideran que sus vidas no valen la pena por eso tratan de ayudar a otros a vivir su vida y obtienen sentimientos artificiales de autoestima ayudando a los demás
Desean que otros los estimen y los amen
Se conforman con sentir que los necesitan

REPRESION Muchos codependientes:
Empujan sus pensamientos y sentimientos fuera de su conciencia a causa del miedo y la culpa
Se atemorizan de ser como son.

OBSESION Los codependientes tienden a:
Sentirse muy ansiosos por los problemas y por la gente
Pensar y hablar mucho acerca de otras personas
Vigilar a la gente
Tratar de sorprender a la gente en malas acciones
Sentirse incapaz de dejar de hablar, de pensar y de preocuparse acerca de otras personas o de problemas
Abandonar su rutina por estar tan afectados por alguien o por algo
Enfocar toda su energía en otras personas y problemas

CONTROL Muchos codependientes:
Han vivido en situaciones y con personas que estaban fuera de control causando a los codependientes penas y desengaños
Tienen miedo de permitir que los demás sean como son y no dejan que las cosas sucedan de manera natural
No pueden manejar el miedo que experimentan frente a la pérdida de control. Piensan que ellos saben cómo deben ser las cosas y cómo debe comportarse la gente
Tratan de controlar los sucesos y a la gente por medio de su desamparo, de sentimientos de culpa, de coerción, amenazas, manipulación, dominio o de dar consejos.
Aunque eventualmente fracasan en sus intentos, intentan provocar la ira de los demás, sienten frustración y enojo; se sienten controlados por los eventos y por las personas

NEGACION Los codependientes tienden a:
Ignorar o minimizar los problemas
Fantasear sobre cómo las cosas mejorarán mágicamente
Confundirse, deprimirse o enfermarse. Acudir con doctores o tomar tranquilizantes
Volverse fanáticos del trabajo
Gastar dinero en forma compulsiva, comer en exceso
Negar lo que sucede
Creer en mentiras y mentirse a sí mismos
Sentir que se están volviendo locos

DEPENDENCIA Muchos codependientes:
No se sienten felices, contentos ni en paz consigo mismos
Buscan la felicidad fuera de sí mismos
Se pegan a cualquier cosa o persona que ellos piensen que les pueda brindar felicidad y se sienten amenazados por la pérdida de aquellos.
A menudo buscan amor de gente que es incapaz de amar
Creen que los demás nunca están cuando ellos los necesitan
Relacionan el amor con el dolor
Más que amar a las personas, las necesitan
No se toman el tiempo para juzgar si otras personas les convienen
Tampoco investigan si ellos aman a otras personas o si estas les caen bien
Centran sus vidas alrededor de otras personas
Concentran todos sus sentimientos de bienestar de sus relaciones en los demás. Pierden interés en sus propias vidas cuando aman
Dudan en su capacidad de cuidarse a sí mismos
Toleran el abuso para sentir que la gente aún los ama
Se sienten atrapados en las relaciones


COMUNICACIÓN DEBIL Los codependientes a menudo:
No dicen lo que sienten, no sienten lo que dicen, no saben lo que sienten
Piden lo que desean y necesitan de manera indirecta, suspirando por ejemplo
No están seguros de saber cuál es el camino correcto
Hablan demasiado a fin de no comunicar lo importante
Evitan hablar sobre sí mismos, de sus problemas, sentimientos y pensamientos
Dicen que tienen la culpa de todo o bien, dicen no tener culpa de nada
Creen que sus opiniones no importan
Mienten para protegerse a sí mismos
Se les dificulta expresar sus emociones de manera honesta, abierta y apropiada
Creen que la mayor parte de lo que tienen que decir es irrelevante
Comienzan a hablar con cinismo, de manera autodegradante u hostil

LIMITES DEBILES Los codependientes a menudo:
Dicen no tolerar ciertas conductas en los demás y poco a poco incrementan su tolerancia hasta que permiten y hacen cosas que habían dicho que jamás harían
Permiten que otros los lastimen, y se preguntan por qué se sienten lastimados
Se quejan, culpan y tratan de controlar al tiempo que siguen actuando igual
Finalmente se enojan y se vuelven completamente intolerantes

FALTA DE CONFIANZA Los codependientes:
No tienen confianza en sí mismos, no confían en sus sentimientos
No confían en sus decisiones, no confían en los demás
Tratan de confiar en gente poco digna de confianza
Piensan que Dios los ha abandonado, pierden la fe y la confianza en Dios


IRA Muchos codependientes:
Se sienten asustados, heridos y enojados y reprimen estos sentimientos
Viven con gente atemorizada, herida y llena de ira
Tienen miedo de su propia ira y de la ira de otras personas
Piensan que otras personas los hacen sentirse enojados
Se sienten controlados por el enojo de otras personas
Lloran mucho, se deprimen, comen en exceso, se enferman, hacen cosas malvadas y sucias para vengarse, actúan de manera hostil o tienen estallidos violentos
Sienten cantidades crecientes de ira, resentimiento y amargura
Se sienten más seguros con su ira que con sus sentimientos heridos

PROBLEMAS SEXUALES
Tienen relaciones sexuales cuando preferirían que los abrazaran, los protegieran y los hicieran sentirse amados
No disfrutan del sexo porque están muy enojados con la pareja, tienen miedo de perder el control
Se alejan emocionalmente de la pareja
Reducen el sexo a un acto técnico
Pierden interés por el sexo
Inventan razones para abstenerse de él
Fantasean o tienen un romance extramarital


LA CODEPENDENCIA ES PROGRESIVA En las etapas tardías de la codependencia, los codependientes pueden:
Sentirse aletargados
Deprimirse, retirarse y aislarse
Experimentar una pérdida total de la rutina diaria y de la estructura
Abusan de sus hijos o son negligentes con ellos y con otras responsabilidades Están desesperanzados
Planean escapar de una relación que sienten como una trampa para ellos
Piensan en el suicidio
Son violentos
Sufren enfermedades emocionales, mentales o físicas de gravedad
Experimentan trastornos en la alimentación (comer en exceso o demasiado poco)
Se vuelven adictos al alcohol y otras drogas
En síntesis, la codependencia es una dependencia de los demás: de sus estados de ánimo, de su conducta, de su enfermedad o bienestar y de su amor. Es una dependencia paradójica, parece que los demás dependen de los codependientes pero en realidad ellos son los dependientes. Parecen fuertes pero se sienten desamparados. Parecen controladores pero en realidad ellos son los controlados por ellos mismos, a veces por una enfermedad tal como el alcoholismo.

Los abordajes terapéuticos de los puntos señalados implican un compromiso cognitivo, emocional y experiencial. Estos abordajes pueden ser realizados en los ámbitos de: los grupos de autoayuda; los grupos psicoterapéuticos y en el de la psicoterapia individual. Estos diferentes ámbitos no son excluyentes sino complementarios en el camino de la recuperación.

LA BUENA NOTICIA ES:
La recuperación es divertida y sencilla. No es fácil, pero si es sencilla, se basa en la premisa que han olvidado o que nunca aprendieron: CADA PERSONA ES RESPONSABLE DE SI MISMA. Implica aprender una conducta a la que se dedicaran: cuidar de sí mismos.


REGLAS BÁSICAS DEL CUIDADO DE TI MISMO
Desapego. El desapego no es la separación de la persona que te importa, sino de la agonía del envolvimiento Desapegarse significa que les permites a los demás ser como son, les das la libertad de ser responsables y de madurar y te das la misma libertad, vives tu propia vida al máximo de tu capacidad. Luchas por discernir qué es lo que puedes cambiar y qué no. Significa vivir el momento presente, vivir en el aquí y el ahora.
Dejar de reaccionar. Reaccionar significa actuar de manera impulsiva sin reflexión para ello: No debes tener miedo a la gente, es como tú. No debes dejar tu poder para pensar y sentir No tomemos las cosas tan a pecho (a ti, a los eventos y a las otras persona) Jamás debes tomar la conducta de otra persona como el reflejo de tu autoestima No tomes el rechazo como reflejo de tu autoestima No tomas las cosas de manera tan personal Tampoco te aflijas por pequeñeces
Libérate, no intentes controlar algo que no puedes LA VIDA MISMA No juegues a la víctima eres libre y sabes tomar decisiones
No dependencia significa: Vivir tu propia vida. Tienes la responsabilidad de identificar tus necesidades y satisfacerlas. Tienes la responsabilidad de solucionar tus problemas o de aprender a vivir con aquellos que no puedes resolver. Eres responsable por las elecciones que haces, de lo que das y de lo que recibes, de fijar tus metas y de cumplirlas, de disfrutar de tu vida, de la cantidad de placer que encuentras, de amar a alguien y de la manera en que expresas ese amor, de lo que haces a los demás y de lo que permites que otros hagan
Ten un romance contigo misma
Aprende el arte de la aceptación el cual tiene 5 etapas: Negación, Ira, Regateo, Depresión, Aceptación
Siente tus propios sentimientos, asume la responsabilidad de tu yo emocional
Fíjate metas
Mejora tu comunicación
Pon límites
Cuida tu físico
No beses sapos esperando príncipes
Deja de tratar de confiar en quien no confías
Aprende a ver a la gente con claridad
Aprende a vivir y a amar

domingo, 28 de junio de 2009

PERFIL DE LA MUJER QUE EJERCE VIOLENCIA DOMESTICA

Algunos dicen que la mujer se rebeló y reacciona con violencia como respuesta a las
agresiones recibidas desde hace mucho tiempo. Sin embargo, los estudiosos han informado sobre características típicas de mujeres que suelen ejercer violencia en la
relación de pareja.
Las más resaltantes son las siguientes:

Abuso del alcohol.

El abuso del alcohol es la mayor causa de la violencia doméstica, tanto en el hombre como en la mujer.
Las personas bajo los efectos del alcohol, tienen poco control sobre sus impulsos, fácilmente se frustran, malinterpretan cualquier situación y por lo general buscan en la violencia, la solución a sus problemas. Es muy frecuente que mujeres alcohólicas sean violentas en la relación de pareja.

Desórdenes psicológicos.

Existen algunos trastornos, especialmente de la personalidad, en que la mujer tiene como característica ser abusiva y violenta con el hombre.
El trastorno de la personalidad borderline, por ejemplo, está asociado a un alto porcentaje de mujeres que ejercen violencia doméstica contra los hombres. Este desorden también se asocia con comportamiento suicida, cambios de humor severos, mitomanía(mentira patológica), problemas sexuales y también puede relacionarse con abuso de alcohol y otras sustancias.

Expectativas, presunciones y conclusiones no realistas.

Mujeres abusivas y manipuladoras que con frecuencia tienen falsas expectativas y hacen demandas no realistas al hombre. Estas mujeres reiteradamente, tienden a experimentar episodios depresivos, ansiedad, frustración e irritabilidad que atribuyen al comportamiento del varón.
Culpan al hombre, lo hacen responsables de cómo viven su vida o los culpan de hacer que su vida sea miserable, antes de admitir su responsabilidad por sus actos y sus propios problemas.
Por lo general se niegan a entrar a algún tipo de tratamiento y pueden insistir que es la pareja el que lo necesita. En lugar de ayudarse a sí mismas, culpan a éste de cómo se sienten y creen que es el quien tiene que hacer algo para que ella se sienta mejor.
Cuando el hombre no puede hacerlas sentir mejor, se frustran y asumen que lo está haciendo al propósito y se quejan del “daño” que le están haciendo.

Los factores comunes para que el varón víctima no se separe o haga la denuncia, son culturales, sociales e individuales y están en estrecha relación con las causas que originan este fenómeno.
Los estereotipos rígidos del varón con lo que se espera de él como “macho” o el temor a las burlas hacen que trate de esconder el problema. En ese “esquema social” de proveedor, jefe de familia y protector, una denuncia de agresión significaría trastocar los roles establecidos, donde se supone que el varón es el que “lleva las
pantalones” y en ultimo de los casos el que maltrata es el. Para muchos es inadmisible reconocer ante sí mismo y ante los demás la caída de su superioridad. No denuncian porque el maltrato de sus esposas o hijos es un duro golpe a su autoestima..
Hay sentimientos comunes en el hombre maltratado: soledad, sufrimiento, vergüenza, pobre autoestima, culpa, inhibición, propensión a la humillación o temor a tomar una decisión. .
La soledad que sienten es el denominador común. Callan, sufren en silencio pues no hablan sobre su situación ni con el familiar más cercano ni el amigo de confianza. Su respuesta ante la violencia es quedarse callado y aceptar el hecho con resignación o huir momentáneamente de la situación.
No es frecuente que un hombre exprese sus sentimientos y debilidades y le diga a alguien que está siendo maltratado. “No está bien” ver a los hombres lloriqueando o quejándose. Se le ha educado para que reprima sus emociones y se comporte como “todo un hombrecito” desde pequeño. Debe ser capaz entonces, de soportar y controlar el maltrato si es que se reconoce, pues no existe creencia de que la mujer violenta pudiera entrañar peligros potenciales, a pesar de los casos que se reseñan en la prensa mundial.

¡Los hijos… utilizados para ejercer violencia!

Es en el divorcio y en la separación o en hijos fuera del matrimonio, donde se
hace más evidente este fenómeno.
Aquellas parejas que han construido su mundo familiar en base a desigualdades nocivas, suelen vivir rupturas muy traumáticas y dolorosas. El daño perdura en el tiempo y potencialmente afecta futuras relaciones, tanto en las víctimas como en los hijos. Se “usa” al hijo como instrumento de agresión contra el otro, convirtiéndolo en una de las víctimas de los acontecimientos pero no al único dañado, ya que en la privación del rol paternal los hombres se ven fuertemente perjudicados.
Si algún varón se atreve a denunciar, es probable que retire los cargos pues no cuenta con soporte, ni siquiera de su propia familia, ni tampoco con redes sociales de apoyo en la comunidad.
Existe la presunción de que “No existe mayor afecto que el de una madre”, “no hay cuidados más excepcionales que los de la madre”, “nadie quiere a su hijo tanto como una madre”, “madre es una sola, padres pueden haber muchos”; exaltando el rol de la mujer como madre, a pesar de que en algunos casos no hay concordancia con esta concepción; asimismo, se menosprecia y se limita el rol del hombre como padre, al considerarlo solo como un simple proveedor.
Sin tomar en cuenta los sentimientos del hombre y el amor y la dedicación que el padre pueda darle a los hijos. Los hijos parecen ser propiedad natural e indiscutible de la madre. En la separación, es a ella a la que le corresponde la potestad todopoderosa de permitir al padre seguir siéndolo o convertirse en visita de sus hijos. Comienza entonces una suerte de desautorización y supresión de la imagen paterna. Se ahuyenta al padre, se lo elimina del rol y de los afectos de los hijos y una vez que desaparece, entonces a menudo se les acusa de estar ausente, de no “visitar” a sus hijos y que “los hijos no le importan”.

La atención que actualmente se le puede brindar al hombre víctima de violencia familiar es muy limitada y por lo general está restringida a la práctica privada. Sin embargo debemos recordar que a la mujer le costó años de lucha que aún no termina, para lograr una posición de igualdad ante la sociedad.
Si bien todavía no existen recursos comunitarios y legales para asistir al hombre víctima o redes de apoyo familiar y social que le permitan romper con el círculo de la violencia, podemos observar con interés y optimismo, los movimientos que surgen día a día, a favor de los derechos del hombre víctima de violencia familiar.
La comunidad científica y los medios de comunicación también se están interesando en este fenómeno y es seguro que pronto veremos resultados y acciones para su erradicación.
Es de suma importancia, el interés de educadores, legisladores y autoridades para el respeto de los derechos de todos por igual y se imponga en la sociedad una cultura de paz y la solución armónica y constructiva de los conflictos familiares y sociales.

“En el corazón de todos los inviernos vive una primavera palpitante, y detrás de cada noche, viene una aurora sonriente." Khalil Gibrán

viernes, 22 de mayo de 2009

Los hijos también sufren consecuencias graves, gravísimas,reversibles o no en su salud física y mental.


En la violencia familiar, los hijos, son también víctimas o testigos de la violencia instaurada en las relaciones familiares.
Los padres transmiten a los hijos costumbres, tradiciones, valores y modelos de relación y de conducta. Son los primeros agentes socializadoresdel niño, en especial cuando se trata de transmitir el modelo de padre o madre, que queda grabado a lo largo de toda su vida.
Las consecuencias de estas conductas son observadas en los hijos de cualquier edad, pues se les expone o son también víctimas de comportamientos negativos que los afectan en su salud física y mental, en su educación, en sus relaciones interpersonales, en sus futuras relaciones de pareja y en su eficacia y productividad como personas dentro de la sociedad.
En una relación interfamiliar caracterizada por el abuso, la violencia y el maltrato, podemos escuchar con frecuencia, al padre abusador, que impone al hijo, formas no asertivas de disciplina, y que le dicen, “soy tu padre y tienes que hacer lo que yo diga“, “es por tu bien”, “a mí me educaron así”, “debes hacer lo que yo digo, por eso eres mi hijo”, con el convencimiento de que los niños les pertenecen y que tienen un derecho absoluto sobre ellos y sobre su futuro. Estas concepciones también están avaladas por la costumbre, la educación, la tradición y los modelos que
presentan los medios de comunicación.
En contraposición, se escucha a la pareja víctima de maltrato, frases como “lo haces para molestarme”, “que quieres que haga, es tu padre”, “nadie nos puede ayudar”, “estamos solos” o “no me siento bien”, “ahora no... busca que hacer por allí”, “no molestes”, asociado a sentimientos de infelicidad, inadecuación y baja autoestima, por parte de la víctima, que desplaza a los hijos el abuso y maltrato recibido.
En este tipo de relación, la comunicación con los hijos es ineficaz pues se caracteriza por ser controladora, atacante, condenatoria, dogmática, manipuladora, vejatoria. Muchas veces busca cambiar una conducta en los hijos, pero notoriamente hiere la autoestima, genera desmotivación, crea confusión y no permite que los niños se sientan aceptados, reconocidos y valiosos., interfiriendo en un desarrollo físico y mental adecuado y saludable.
En respuesta, los hijos, al recibir maltrato tanto del agresor como de la víctima, muestran conductas perturbadoras, agresivas, apáticas, de retraimiento, ansiedad o timidez, con claras muestras de una autoestima baja, inseguridad y dificultades para relacionarse con los demás. Puede también desplazar su agresividad y arremeter contra sus hermanos menores, niños más pequeños o ancianos o hacia mascotas u objetos o desplazar estos modelos de comportamiento (violencia/sumisión) a la escuela y el vecindario.. Es entonces cuando encontramos casos de niños con problemas de aprendizaje y problemas de conducta: niños agresivos, niños incontrolables, niños tímidos, niños retraídos, niños que no aprenden, niños
con problemas de salud, niños con todo tipo de problemas psicológicos, pues
la violencia familiar afecta su desenvolvimiento y desarrollo físico y mental..
Las conductas de violencia o de sumisión se repetirán una y otra vez en una y otra generación y en todos los ámbitos de relación, si no se hace
algo por eliminarlas.
¡Un día no muy lejano, los hijos, también,
irrespetarán y ejercerán violencia contra los
padres cuando sientan a estos vulnerables!

lunes, 6 de abril de 2009

MAS DE 2200 CASOS DE ABUSO


A partir de hoy, una campaña de afiches informará que las víctimas de agresiones o abusos en el seno familiar pueden recurrir a la línea telefónica 137, anunció la directora del programa “Las víctimas contra las violencias”, Eva Giberti. En los últimos dos años y medio, desde que se puso en marcha el programa, fueron atendidos por el equipo de especialistas más de 2200 casos de violencia doméstica, con un incremento notable de denuncias en los últimos meses. Por el momento, el programa sólo se aplica en la ciudad de Buenos Aires, pero “a partir de fin de año se va a empezar a replicar en otras ciudades y provincias del país”, confirmó a Página/12 Zaida Ga-tti, asesora general del programa.

“Las víctimas contra las violencias” es un programa dependiente del Ministerio de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos nacional. “Desde julio de 2006 hasta el 31 de enero de este año hemos atendido 2204 víctimas de violaciones y abusos sexuales”, confirmó Giberti. En una conferencia de prensa, la funcionaria difundió además que, desde el inicio del trabajo, “se asistieron 3015 llamados”, concurriendo al domicilio de la solicitante con una brigada de esa dependencia.

Giberti detalló que la asistencia a las víctimas se lleva a cabo a partir de la acción de tres brigadas, que poseen distintas funciones y destinatarios: una contra la violencia familiar, otra contra la violencia sexual y la brigada de niñas.

“Esos son los casos en los que atendemos de urgencia. Llegamos en 20 minutos al escenario de la violencia, donde –cuando es posible– la policía detiene al golpeador”, enfatizó. También añadió que la cantidad de llamados telefónicos en el mismo período supera los 12 mil. En esos casos, los especialistas brindan orientación y realizan derivaciones a otras dependencias oficiales de asistencia a la víctima.

“Contra el Abuso y la Violencia Familiar” pregonan los afiches que desde hoy empapelan la ciudad. Como la intención de la campaña fue divulgar el número 137 de asistencia a las víctimas, los posters además incluyen la palabra “Llamanos”. El objetivo es “que puedan comunicarse quienes sufran cualquier tipo de violencia en sus hogares, de modo de poder enviar, en no más de 20 minutos, una brigada con un psicólogo, un asistente social y dos oficiales de la policía”, indicó Giberti.

Según Gatti, el 137 es fundamental para poder asegurar la ayuda de los profesionales: “Es muy sencillo de recordar, sobre todo para que los niños denuncien. Y, por otro lado, permite que la persona que llama se pueda identificar o no. Es su elección”, recalcó.

En este sentido, Giberti enfatizó también que “es una novedad absoluta que los especialistas acompañen a las víctimas en las declaraciones judiciales, policiales o a los hospitales”. Incluso a las víctimas siempre se les señala “las ventajas de hacer la denuncia” como única herramienta para resolver la situación de violencia.

A raíz de la amplia aceptación que tuvo el programa, “se va a extender a todo el territorio a fin de año”, aseguró Giberti. De hecho, en los últimos meses el Ministerio de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos realizó capacitaciones en pos de replicar los alcances de la asistencia a las víctimas de abuso, violencia y violaciones familiares a otras provincias y distritos. Para Gatti, aún no está todo hecho: “Lo ideal sería la creación de más y mejores refugios. Porque los recursos no son suficientes para el día después de la víctima. Sin embargo, esto no es una problemática sólo nacional, es un conflicto hasta de los países desarrollados”, concluyó.

FRENO LEGAL PARA LA VIOLENCIA MACHISTA


La Cámara de Diputados aprobó ayer, por amplísima mayoría, una ley integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres en todos los ámbitos de sus relaciones interpersonales, es decir, no sólo en su hogar, sino más allá de sus límites. La norma define los lineamientos generales de un plan de acción que involucra a los tres poderes del Estado y que deberá aplicarse en todo el país, en cada provincia y en cada municipio. Además, prevé que se asignen partidas presupuestarias para su cumplimiento. “Es un paso adelante muy importante, era un asignatura pendiente de la Argentina”, dijo a Página/12 la abogada Susana Chiarotti, integrante del Comité de Expertas de Seguimiento de la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Eliminar la Violencia contra las Mujeres, conocida como Convención de Belem do Pará. “Es una ley que necesitábamos las mujeres hace años”, enfatizó Mabel Bianco, directora de la Fundación para Estudios e Investigación de la Mujer (FEIM). Rafael Barca, director ejecutivo de Amnistía Internacional en Argentina, también celebró la sanción.

La ley tiene 45 artículos. A fines de noviembre obtuvo media sanción del Senado por unanimidad: el texto fue el resultado del consenso entre once iniciativas de distintos bloques. Recoge recomendaciones de convenciones internacionales y de expertas consultadas en el país. La senadora mendocina Marita Perceval, del Frente para la Victoria, fue una de sus principales impulsoras. “No tenemos una política integral en el Ejecutivo. Las acciones que hay están desarticuladas. Las mujeres son desalentadas a denunciar en las comisarías. Esta ley no es sancionatoria, no crea nuevos tipos penales, sino que define los principios y derechos exigibles para el desarrollo de políticas públicas para combatir y erradicar la violencia contra las mujeres en todos los ámbitos”, explicó Perceval a este diario.

La Cámara de Diputados la aprobó por 173 votos afirmativos y seis abstenciones. Todos los bloques apoyaron la sanción. Ningún legislador votó en contra.

La flamante ley define la violencia contra las mujeres como “toda conducta, acción u omisión que de manera directa o indirecta, tanto en el ámbito público como en el privado, basada en una relación desigual de poder, afecte su vida, libertad, dignidad, integridad física, psicológica, sexual, económica o patrimonial, así como también su seguridad personal”. Y aclara que alcanza a aquellas conductas o acciones “perpetradas desde el Estado o por sus agentes”.

Hasta ahora la legislación vigente contemplaba la violencia intrafamiliar, es decir, la cometida en el ámbito del hogar y salvo en algunas legislaciones provinciales, se limitaba a aquella ejercida por el marido contra la esposa o los hijos. La nueva norma va más allá: contempla la violencia de género en sus diversas formas (física, sexual, simbólica, económica y patrimonial y psicológica). Y no sólo cuando ocurre en el ámbito doméstico: también en los organismos públicos, los partidos políticos, sindicatos, organizaciones empresariales, deportivas y de la sociedad civil, y también en los servicios de obstetricia, a través de un trato deshumanizado o por un abuso de medicalización en el marco de un parto, por ejemplo.

También abarca la violencia mediática. La define como la difusión de mensajes e imágenes estereotipados a través de cualquier medio masivo de comunicación, que de manera directa o indirecta promuevan la explotación de mujeres o sus imágenes, injurie, difame, discrimine, deshonre, humille o atente contra la dignidad de las mujeres. La ley incluye, además, la violencia que atente contra la libertad reproductiva, que vulnere el derecho de las mujeres a decidir libre y responsablemente el número de embarazos o el intervalo entre los nacimientos.

Las leyes de violencia familiar no dejan de tener vigencia con la nueva normativa. Pero se amplía la definición al contemplar también los casos en que es ejercida por un concubino o el novio de la víctima. Pueden ser también ex parejas y no exige como requisito la convivencia.

Entre otros aspectos novedosos, crea un Observatorio de la Violencia contra las Mujeres, destinado al monitoreo, recolección, registro y sistematización de los casos. La falta de datos certeros sobre el alcance de esta problemática es uno de los puntos que cuestionó al país en 2008 el Informe Hemisférico del Comité de Expertas que evalúan el cumplimiento de la Convención de Belem do Pará. Otra de las funciones del Observatorio será evaluar y controlar el cumplimiento de la propia ley. Deberá estar integrado por representantes de ONG. “Es un gran avance permitir que las organizaciones de la sociedad civil tengamos la posibilidad de participar en el seguimiento de cómo se está implementando”, destacó Mabel Bianco, de FEIM.

Para evitar que las denuncias de mujeres golpeadas sean cajoneadas en las comisarías, como ocurre muchas veces, la ley establece la obligación de que sean remitidas dentro de las 24 horas a la autoridad judicial que corresponda. Las denuncias se podrán hacer además en cualquier fuero y el magistrado deberá derivar la causa al que corresponda. De todas formas, aun en caso de incompetencia, el juez interviniente “podrá disponer las medidas preventivas que estime pertinente”.

El magistrado podrá elegir entre una o varias medidas, ente otras:

- Ordenar la prohibición de acercamiento del presunto agresor a la mujer que padece violencia y sus familiares.

- Disponer el cese de los actos de perturbación o intimidación.

- Ordenar la restitución inmediata de los efectos personales a la parte peticionante, si ésta se ha visto privada de los mismos.

- Prohibir al presunto agresor la compra y tenencia de armas y ordenar el secuestro de las que estuvieren en su posesión.

- Otorgar el uso exclusivo a la mujer que padece violencia, por el período que estime conveniente, del mobiliario de la casa.

Si el agresor incumple, el juez tendrá la potestad de comunicar en su lugar de trabajo que se trata de una persona violenta e, incluso, obligarlo a asistir a programas “reflexivos, educativos o terapéuticos”.

La ley también prevé la figura de la “asistente protectora”, que en la práctica es la de un acompañante que ayuda a la mujer en la presentación judicial y en el reclamo de ayuda. Otro punto determina que no se podrán adoptar mecanismos de mediación y conciliación, no recomendados en relaciones signadas por la violencia de género. Además, prevé que las mujeres puedan reclamar a través de un juicio civil un resarcimiento económico por el daño sufrido como consecuencia de la violencia.

La ley ordena acciones a distintos ministerios del PE nacional. Al de Desarrollo Social, realizar convenios con bancos para facilitar líneas crediticias a las mujeres víctimas de violencia. Al de Educación, incluir en los planes de formación docente la detección precoz de ese tipo de cuadros y la eliminación de los libros de texto de los estereotipos de género. A Salud, la redacción de protocolos de atención. A Trabajo, promover a través de programas específicos la prevención del acoso sexual en el ámbito de empresas y sindicatos. A la Secretaría de Medios le encarga impulsar la difusión de mensajes y campañas para prevenir la violencia contra las mujeres.

También exige que haya protocolos específicos para la recepción de denuncias en las fuerzas de seguridad, para evitar la “revictimización”. Al Poder Judicial, la ley le pide que se encargue de facilitar el acceso de las mujeres a los tribunales. A las administraciones municipales y provinciales les pide que ofrezcan grupos de autoayuda, patrocinio jurídico gratuito y asistencia psicológica, además de refugios transitorios para que puedan vivir las víctimas en caso de urgencia. También se tienen que crear programas de “reeducación” para hombres maltratadores.

La diputada kirchnerista Juliana Di Tulio, presidenta de la Comisión de Familia y Mujer, defendió la iniciativa. “Es muy importante que disponga que deben asignarse partidas presupuestarias para su implementación”, señaló a este diario. La diputada socialista Silvia Augsburger destacó que “esta ley reconoce por primera vez en nuestra normativa el hecho de que se ejerce violencia contra las mujeres por el solo hecho de ser mujeres. Vivimos en una sociedad donde el hecho de nacer mujer congela las oportunidades de igualdad de trato en relación con los varones”. “Es un avance en la lucha contra la violencia hacia las mujeres”, añadió la diputada Cecilia Marchán, referente del Movimiento Libres del Sur.

miércoles, 25 de marzo de 2009

Violencia Domestica en el Hogar Cristiano

Las empresas comerciales de los Estados Unidos, de acuerdo al libro de estadísticas, pierden cada año entre 3 a 5 billones de dólares debido a las ausencias al trabajo relacionadas con la violencia familiar.

Entre 3 y 4 millones de mujeres son golpeadas cada año en sus hogares. Las heridas que requieren atención médica por violencia doméstica son más numerosas que la suma de las producidas por violaciones, accidentes automovilísticos y robos con violencia.

El 30% de la mujeres asesinadas en los Estados Unidos mueren a manos del esposo, del ex-esposo o el conviviente. La situación es igual o peor en América Latina.

Si esos datos son impresionantes, más doloroso ha sido descubrir que la violencia doméstica no respeta los hogares cristianos, de acuerdo a las evaluaciones que realizo en mis seminarios para matrimonios.

En el pasado, debido a la hermosa relación familiar con mi extensa familia y lo saludable de mi vida conyugal me era imposible comprender la violencia doméstica. Nunca en mi vida cristiana, —y nací en un hogar cristiano, había escuchado un sermón con respecto a la violencia en la familia e ignoraba la terrible realidad.

Pero después de estudiar el tema y escuchar suficientes testimonios no sólo me he indignado, sino que siento empatía con quienes sufren y he determinado aceptar mi responsabilidad en la denuncia, cura y prevención de este terrible crimen.

La violencia doméstica no respeta religión, clase social, nivel educacional, raza o cultura y la utilizan algunos miembros y líderes de la iglesia; si no la combatimos seguirá destruyendo.

Erika esposa de pastor, es intimidada por alguien llamado a ser un siervo, esposo y padre. Nunca ha sido golpeada por el ministro pero constantemente es manipulada, ignorada, e intimidada. Está sumida en el silencio. Logró compartirme su necesidad y hemos avanzado en el proceso necesario hasta la liberación del terrible temor que le ha consumido.

Sus hijos han sido maltratados, castigados violentamente por quien constantemente proclama su mensaje de «amor». Durante muchos años ella ha sido obligada a callar y el temor la ha tenido paralizada.

Ximena vive a miles de kilómetros de Erika pero tiene algo en común con muchas mujeres. Su esposo no reconoce su dignidad. Ximena es obligada a tener relaciones sexuales aunque no siente deseo y en formas que ella rechaza.

Hace ocho días atrás se resistió porque estaba enferma. Fue tan vilmente humillada que por primera vez en 15 años huyó de su humilde hogar. Me escribió de la casa de su prima donde encontró un pequeño refugio.

Debo confesarles algo. Me entristece y me indigna saber que quién juró delante de Dios, amar y proteger, haya incluido la violencia en su concepto de liderazgo. Sin embargo, debo ser sincero y reconocer que todo hombre es un abusador potencial.

Cuando recuerdo los errores que cometí en el pasado en mi relación matrimonial, tengo que admitir que todo hombre es capaz de actuar erróneamente.

Cuando nos casamos mi esposa tenía 17 años y yo 21. Por supuesto, estaba muy lejos de ser maduro. En medio de una discusión de recién casados, levanté la mano para intimidarla.

Vengo de un hogar donde no existía violencia. Mis padres fueron amorosos y respetuosos, sin embargo, me salió lo macho. En ese tiempo ambos usábamos suecos, zapatos de madera sin cordones. Nancy, mi esposa adolescente, se sacó el sueco y me dio zapatazos por todos lados. Nunca más me quedaron ganas de levantar la mano.

Ella no tenía otra herramienta para darme el mensaje que no aceptaría mi manipulación, mucho menos la violencia, pero la herramienta que tenía a su alcance le funcionó. Sin saberlo ella estaba estableciendo los límites y comunicándome que nunca aceptaría la manipulación y la violencia como herramienta de confrontación a los conflictos.

Aun sin tener un trasfondo de violencia, todos somos abusadores potenciales, simplemente porque tenemos una naturaleza pecaminosa. Basta reaccionar sin sabiduría y permitir que la ira nos domine para cometer los actos mas erróneos.

Todos en algún momento podemos reaccionar inapropiadamente, pero el rechazo enérgico a los intentos de intimidación puede frenarnos, así como la aceptación de comportamiento erróneo puede perpetuar el abuso.

Por supuesto que la Biblia condena la amenaza y la violencia para intimidar o controlar el pensamiento de un miembro de la familia. Esos son actos condenados severamente por Dios. El desecha el abuso físico que incluye cualquier asalto violento que cause daño corporal.

El abuso emocional es parte de todo abuso físico. Pero también lo es ridiculizar, intimidar, amenazas de violencia, gritos, insultos, desatención y cosas semejantes.

El abuso del cónyuge no es sólo terrible por ser una violación de los derechos de la persona y la seguridad y la dignidad que ella tiene, sino que es un foco de contaminación de la mente de los niños que son influenciados por el comportamiento erróneo y esas fallas se convierten en pecados generacionales (Exodo 34:7; Levítico 26:39).

Que los niños sean testigos es mucho más dañino porque los patrones de conducta violenta son transmitidos y los hijos de cónyuges que abusan de su cónyuge, a menudo se convierten en abusadores. Lo lamentable es que no sólo perpetuamos la violencia en la familia, sino por ende en las calles y en la sociedad.

El comportamiento violento no sólo daña a la esposa también aterra a los niños que generalmente son objeto de violencia directa o indirecta cuando intentan proteger a su madre.

Dios ama las relaciones saludables y odia la violencia. Nunca en la historia de la humanidad, sino hasta la llegada de Jesucristo a este mundo, se reconoció la dignidad que la mujer tenía.

Debido a que no existe otra religión que reconozca el valor y la igualdad de la mujer y el hombre, nosotros, los líderes cristianos, y por ende nuestras congregaciones no sólo deberían ser el refugio de los niños, hombres y mujeres maltratados, sino también la más grande fuente de instrucción sabia para evitar la violencia intrafamiliar.

En muchas ocasiones hombres y mujeres me han preguntado cómo es posible que una mujer no sea capaz de escapar de la relación violenta. He tratado con cientos de ellas y muchas actúan así por tener un pasado traumático que les inclina a relacionarse con personas violentas.

Todas tienen un nivel muy bajo de estimación propia debido a la manipulación y maltrato recibido. Pero la gran mayoría ha aceptado la violencia en sus hogares por la influencia de la mentalidad machista en nuestra sociedad y debido a las enseñanzas erróneas recibidas en la religión que profesan.

Estas mujeres han admitido su profundo amor por Dios. No he notado ninguna intención feminista y la mayoría son amantes de su fe, sumisas a sus esposos y fieles a Dios. Todas, sinceramente buscaron ayuda de sus ministros.

Estas son algunas de las respuestas: Ivonne, es una mujer profesional miembro de una iglesia legalista. Su marido en los 20 años de matrimonio no ha tenido un trabajo estable, es alcohólico y la golpea con regularidad. Ella recibió el siguiente consejo: «El mandato de Dios para la mujer es que sea sumisa a su marido —no se describe al marido, sólo se indica que el amor y buena conducta de la esposa puede cambiarlo».

Celia me escribe: «Mi pastor ha venido a mi casa y hemos reprendido los espíritus demoniacos en la ropa de mi marido cuando el no está en casa y su consejo ha sido, ‘siga orando, demuestre amor y trate de ser la mejor esposa del mundo’.

La hermana Zoila oró por 12 años y el Señor le contestó». La suegra de Estela le aconsejó lo siguiente «Sea más atenta con él, cocínele sus comidas favoritas, mi hijo está haciendo lo que mi esposo hizo por varios años, pero finalmente yo me lo gané.”

La respuesta más grabada en la mente de estas mujeres es «ore a Dios. El lo cambiará, no existe nada imposible para Dios. Si es obediente, Dios le bendecirá». Estos consejos permiten la violencia.

La raíz de la violencia es la maldad del hombre. Su demostración externa, sea por medio del abuso físico, verbal o emocional, es sólo la evidencia de lo que existe en lo más profundo de su corazón. Jesús dijo que el problema no era externo, sino interno (Mateo 15:18-19; 12:35).

Quien practica la violencia está sirviendo al padre de maldad y destrucción (Juan 10:10). Como Satanás, el abusador utiliza la violencia y destrucción como una fuerza legítima para establecer su poder y dominar. El abusador confundió la autoridad con el autoritarismo y la mujer abusada confundió la sumisión con la subyugación.

Cuando esa raíz de maldad se junta con un carácter fuerte y dominante, y el individuo creció en un medio ambiente donde fue testigo de la violencia, existe el triángulo perfecto para la formación de un abusador.

La inhabilidad de manejar la ira, la dependencia emocional de su cónyuge, la baja autoestima, la actitud rígida influenciada por creencias religiosas extremas, las expectativas exageradas, la dependencia económica, el temor y otros ingredientes convierten la relación matrimonial en destructiva y violenta.

Las escrituras describen al abusador como arrogante y la violencia como una característica del impío. El salmista dice que «la soberbia los corona; se cubren de vestido de violencia… se mofan y hablan con maldad de hacer violencia; hablan con altanería…» (Sal. 73:6-8).

Pablo nos exhorta a tener un trato respetuoso reconociendo que delante de Dios, hombre y mujer son iguales (Gá. 3:28). Nos ordena que no permitamos que la ira se transforme en destructiva, que ninguna palabra hiriente, sucia y destructiva, ni mucho menos la amargura, la gritería, la maledicencia y toda malicia sean parte de la relación conyugal (Ef. 4:26-31).

Además, nos dice que debemos tener sumisión mutua, amar a nuestras esposas como Cristo nos ama a nosotros y no aborrecerlas sino amarlas como nos amamos a nosotros mismos y nunca ser ásperos con ellas (Ef. 5:21,25,28; Col. 3:19).

Pedro nos exhorta a honrar a nuestras esposas, a no devolver mal por mal ni maldición por maldición y vivir con ellas sabiamente para que nuestras oraciones no sean estorbadas (1 P. 3:7-12).

Al escribir este artículo me he puesto como meta que terminen las noches de terror para muchas mujeres, niños y algunos hombres cristianos. Estoy convencido que la gran mayoría de los casos de abuso entre cónyuges ocurre porque la víctima lo permite.

Poco a poco, manipulación tras manipulación, grito tras grito, empujón tras empujón, bofetada tras bofetada, golpe tras golpe, y todo eso mezclado con la ignorancia de sus derechos, la falta de límites, el temor, la falta de protección y las enseñanzas erróneas perpetúan la violencia.

Por lo tanto, si los líderes no sólo apoyamos en oración, sino que instruimos a nuestras congregaciones que la violencia es un pecado que no debe ser permitido. Si les enseñamos a establecer limites saludables en las relaciones conyugales y a enfrentar los conflictos con sabiduría.

Si le brindamos la protección espiritual, emocional y legal a la parte inocente cuando el cónyuge no cambia su conducta, no terminaremos con la violencia pero no permitiremos que el abusador no tenga nunca más la oportunidad de maltratar. Puede que el nunca deje de ser violento, pero no le permitiremos que su cónyuge sea el blanco de sus agresiones.

David Hormaechea

martes, 17 de marzo de 2009

LOS HOMBRES TAMBIEN PADECEN VIOLENCIA DOMESTICA

Alrededor de tres de cada 10 hombres recibieron golpes por parte de su pareja en algún momento de su vida, indicó uno de los pocos estudios sobre violencia doméstica y salud masculina.

“Muchos hombres son víctimas de violencia doméstica, aunque no escuchamos hablar de eso”

“Muchos hombres son víctimas de violencia doméstica, aunque no escuchamos hablar de eso”, dijo a Reuters Health el doctor Robert J. Reid, de la University of Washington, en Seattle, coautor del estudio.

“A menudo, ellos no lo mencionan y los médicos no preguntamos. Queremos que esos hombres sepan que no están solos y que existen recursos disponibles”, añadió el experto.

El equipo codirigido por Reid había analizado en un estudio previo la prevalencia y las consecuencias para la salud de violencia doméstica contra mujeres afiliadas a un plan de salud.

En el nuevo estudio, publicado en American Journal of Preventive Medicine, el equipo analizó una muestra de 420 hombres afiliados al mismo plan.

Los investigadores les preguntaron a los participantes si habían sufrido abuso físico y no físico, como amenazas contra su seguridad, conductas controladoras (por ejemplo, con quienes podrían reunirse y a dónde podrían ir) y apodos. “No estamos hablando de discusiones o desacuerdos menores”, explicó Reid.

El 14,2 por ciento de los hombres de entre 18 y 54 años dijo que había sufrido violencia de parte de su pareja en los últimos cinco años, mientras que el 6,1 por ciento la había padecido el año anterior.

Las tasas eran menores entre los hombres mayores de 55: el 5,3 por ciento había sufrido violencia en los últimos cinco años y el 2,4 por ciento en los 12 meses previos.

El 30,5 por ciento de los hombres menores de 55 años y el 26,5 por ciento de los mayores dijeron que habían sido víctimas de violencia doméstica en algún momento de su vida. Alrededor de la mitad de la violencia sufrida había sido física.

Con todo, no era tan dura como la que habían sufrido las mujeres en el estudio previo: entre el 20 y el 40 por ciento de los hombres la calificaron como grave, comparado con el 61 por ciento de las mujeres de la investigación anterior.

Los hombres no solían abandonar la relación después de un acto violento; la mayoría de los varones expuestos a violencia no física la habrían padecido en múltiples ocasiones, a menudo durante varios años y con la misma pareja.

Pero en la mayoría de los casos, la violencia física había durado menos de un año.

El equipo observó que los hombres que habían sufrido violencia doméstica tenían más problemas mentales y emocionales que el resto, en especial los mayores.

Durante una entrevista con Reuters Health, Reid dijo que era posible que un porcentaje de la violencia sufrida sea una consecuencia de actos violentos de los propios hombres, lo que el estudio no pudo responder.

La intención de este estudio no fue desmerecer la violencia doméstica contra las mujeres.

“Aún debemos prestar mucha atención a la violencia contra las mujeres, pero la violencia está tomando varios caminos: contra las mujeres, los niños y los hombres y queremos frenarla en todas sus formas”, señaló el equipo.

Reid recomendó que toda persona expuesta a violencia doméstica, incluidos los hombres, hable con el médico o recurra a las líneas de atención a víctimas.


Fuente:http://www.empresuchas.com/los-hombres-tambien-padecen-violencia-domestica/