1 La violencia psíquica
2 La violencia física
3 La violencia sexual
De los tres tipos de violencia, la que más suelen padecer las chicas de tu edad es la
violencia sexual.
Para que te sea fácil distinguir si una relación es agresión sexual o no, te puedes fijar en algunos
indicadores como éstos:
• Cuando una persona toca tu cuerpo sin tu consentimiento.
• Cuando tú has aceptado una relación con otra persona, pero ella se pasa del grado de
relación que tú quieres tener.
• Cuando una persona convierte una relación que en principio es correcta en agresión, por
la intencionalidad, el tono, el poder o la fuerza…
• Cuando se insinúan o relacionan contigo a través de gestos que tú no deseas.
• Cuando alguien interpreta que un juego de seducción es una justificación, para llegar a tu
cuerpo sin que tú quieras.
Muchas chicas piensan que tienen que aguantar las agresiones como cosas que les pasa a
casi todas.
Muchas veces se tiende a comprender al agresor y, aunque parezca increíble, hasta a justificarlo.
Las chicas y chicos que han padecido alguna agresión sexual, suelen vivirlas así:
Victimación, resignándose a sufrir sin buscar soluciones.
Culpabilidad, se quedan pensando ¿habré hecho algo que haya contribuido a esta agresión?
Vergüenza, después de la agresión sexual, las chicas creen que su cuerpo ha quedado manchado.
Miedo, en la mayoría de los casos se callan, no lo cuentan, no lo denuncian.
Depresión o ansiedad, deterioro de su imagen personal, problemas de alimentación, de
sueño, de estudio.
Dificultad, para nuevas relaciones sexuales y para el trato con chicos y hombres.
No permitas
que te desnuden con la mirada, que te agredan con la palabra o que toquen tu cuerpo cuando
tú no quieres. Plántate. Frénales con tu mirada. Con tus palabras. Actúa con firmeza. No te
avergüences y ten valor para que se avergüencen ellos. Busca la complicidad de tus amigas o
de las personas que te rodean.
Algunos aprovechan los autobuses, el metro, las fiestas y las aglomeraciones, para «meter mano».
Reacciona y responde a la situación concreta, de forma que tú no salgas perdiendo y ellos
aprendan para otra ocasión.
Tienes derecho a bañarte en una playa, si te gusta, a usar minifalda, a no llevar
sujetador. Y ellos, no tienen derecho a meterse contigo. Tú no les provocas, les provoca el mal
rollo que tienen en su coco.
Si eres simpática, arrolladora, atractiva y ellos, lo viven como una provocación, no te cortes.
Es su problema.
A veces hay que parar a los propios compañeros, a los amigos, cuando sales
un sábado, en una fiesta, un fin de semana. Vas a pasar un rato agradable, a divertirte, a estar
entre personas de tu confianza… pero, si se pasan, tienes que defenderte y mostrarles tu
desagrado y rechazo.
Cinco cosas que tienes que saber
Una. Te costará creerlo, pero investigaciones realizadas han constatado que más de la mitad
de los abusos sexuales a menores, se dan en la familia por parte de un cuñado, del padre, del
abuelo o de un hermano. Si eres una de ellas, no lo ocultes por cariño mal entendido, vergüenza
o miedo. Coméntalo con tu madre, con alguna amiga o persona adulta que te ofrezca confianza.
No pienses que no te van a creer, porque ahora ya sabemos que estas agresiones suceden.
Denúncialo. No pares hasta solucionar el problema que te haya creado esa persona. Te puede
hacer mucho daño el ocultarlo.
Dos. A veces suceden agresiones, por parte de amigos de la familia, que se aprovechan cuando
una chica está sola. No te cortes. Coméntalo con tu madre y tu padre. Enfréntate a los supuestos
amigos familiares, contando su comportamiento. Decídete por la denuncia judicial, si fuera
preciso.
Tres. Quizá has oído contar historias de profesores, que se meten con el cuerpo de las alumnas,
que les agreden con miradas o con palabras, que intentan tocarles o imponerse sexualmente,
bajo coacciones, etc. Muchas historias de esas, son verdad. No tienes por qué ceder a estas
imposiciones, porque sean tus profes, ni permitir que te agredan. Coméntalo con tus compañeras.
Trata de conseguir su complicidad y denúncialo ante la dirección, la Asociación de Madres y
Padres, tu clase, tu madre, etc.
Cuatro. Hay chicas que también reciben agresiones por parte de algunos compañeros de su
propio Centro escolar, tales como: que ridiculicen su cuerpo o el de alguna compañera, ofensas
verbales o físicas contra las chicas en los vestuarios de gimnasia, en los pasillos del Centro, en
la calle, desprestigiar a una compañera porque no quiere aceptar una relación con un chico,
tocar a una chica sin su voluntad, contar chistes despectivos para las mujeres en las fiestas
escolares, realizar pintadas ofensivas para las mujeres en las paredes del Centro, intentar
acomplejar a las chicas o chicos que no responden a los modelos de belleza establecidos,
expresiones ofensivas de los chicos respecto al cuerpo de las profesoras. Y una larga lista de
otros hechos, que van configurando una situación de normalización de estas agresiones.
Cinco. No tengas miedo a desnudarte delante de un médico o de sentarte ante un psicólogo,
pero has de ser espabilada, para distinguir el tratamiento necesario para tu salud, de las
palabras, miradas, tocamientos, que nada tienen que ver con ella. Cuando no estés conforme
con el trato que te dan, no te acobardes y responde, contándolo a alguna persona de tu familia
o a alguna amiga y denunciándolo según convenga en cada caso.
En caso de haber sido agredida en el ámbito familiar, después de denunciarlo, exige que salga
de casa quien te ha agredido y no aceptes ser tú la que salgas para arreglar el problema.
Exige en tu Centro escolar, una educación adecuada que te ayude a tener unas relaciones
afectivas y sexuales positivas.
Si has sido violada, puedes dar estos mismos pasos, pero además acude a:
• Al Centro de la Mujer más próximo.
• Algún Centro de Planificación Familiar.
Qué hacer cuando otra chica te cuente que ha sido agredida
Escuchar con respeto a la compañera agredida.
No desconfiar de ella, de entrada, ni negar la agresión que nos esté contando o pensar que son
fantasías.
Está bien que tengas toda la información que puedas sobre los hechos, para que sepáis qué
pasos dar para solucionar la situación que esté viviendo.
Desculpabilizarle de la agresión recibida. Ella no ha quedado manchada, quien es indigno es
quien le agredió.
Comprometerte y ayudarle a vivir esta negativa experiencia y no pensar que ya le ayudarán
otras personas.
Debes:
Aprender a distinguir, entre la caricia y el manoseo, el humor y la agresión, la realización de
tus deseos y el sentirte forzada a satisfacer deseos ajenos…
Saber defenderte en cada caso, con entereza, inteligencia, habilidad…
Ser firme en la denuncia pública de toda agresión.
Solidarizarte con las demás mujeres en la lucha constante por eliminar cualquier agresión,
por pequeña que parezca.
No privarte de salir a la calle, cuando tú realmente lo desees, eligiendo las circunstancias
(lugares, horas…) que más te favorezcan.