Cuando hablamos del
psicópata vimos que su complementaria,
debe necesariamente mantener un
"contacto cero" con él una vez terminada la relación (ya sea
porque el psicópata la deja porque ya no la necesita, o bien porque la
complementaria se agotó soportando),
aunque su propia psique boicotee su intento de mantenerse a salvo.
Estos son los
errores más comunes que una complementaria suele cometer en este intento de
lograr su libertad (según
investigaciones del Dr. H Marietan, especialista en Psicopatía)
Uno: Creer que va a cambiar, intentar
“curarlo” o ayudarlo a “superar” su psicopatía para que “cambie”
“También me atrajo
el desafío de que él quisiera cambiar, y sobre todo porque creía que era por
mí, por el efecto de mi amor”.
Dos: Matarlo. Siempre seguirá en su mente,
seguirá siendo su amo, esta vez a través de la culpa , del remordimiento, del
recuerdo.
Tres: Vengarse: como el psicópata le hizo daño,
entonces la complementaria trata de dañarlo también, la venganza es un
sentimiento generado por la presunción de que se ha cometido una
injusticia. Se venga aquel que se considera
una víctima. Una vez que salió del circuito, la venganza la liga también al
psicópata, sigue enganchada. Pensar en
vengarnos es pensar en el psicópata. Es tenerlo presente, re- presentarlo en
nuestra mente. Mantenerlo vivo. Ahuyentar el olvido. Dejar que la vieja herida
siga sangrando, que nos siga doliendo todo aquello. Dejar que el pasado se siga
enseñoreando en nuestro presente y que lo anule, que impida que disfrutemos el ahora por consagrarlo al
pasado. Además, y por todo lo que ya hemos expresado en relación al psicópata y
su complementaria en otros artículos, estamos en condición de concluir que lo que
nos hizo el psicópata es lo que le permitimos, como complementarios, que
nos hiciera; que el tema de “víctima” no
encaja en esta relación. Ambos, psicópata y
complementario, han participado para que se produjeran las acciones.
Aquí no encaja el papel de víctima.
Pensar en la venganza, que es pensar en el psicópata, que es retenerlo
en la mente, que es seguir girando
alrededor del amo, que es seguir siendo complementario. Y es, desde luego,
romper el contacto cero, el factor válido para zafar del circuito psicopático. Su autoengaño, es otra de las artimañas de su “parte
enferma” para volver a interactuar con el psicópata, esta vez con la pancarta
de la justicia en lo alto.
Cuatro: Tratar de salvar a otros: quiere
preservar a los demás del efecto dañino del psicópata, que no pasen por la
experiencia destructiva que ella pasó.
Cinco: Creer más en la palabra que en los
hechos. La complementaria cree a rajatabla en las palabras del psicópata más
que en los hechos o evidencias. Si ella ve un hecho y el psicópata se lo
“explica”, cree más en lo que le dice, que en el hecho en sí que está a la
vista en todo su esplendor de evidencia.
Hasta puede llegar a dudar de su
percepción de realidad.
Seis: Tener diálogos internos. En ausencia del
psicópata se tiene diálogos internos con él, que condicionan la conducta de la complementaria.
Siete: Seguir cuidándolo después de separarse:
“pobrecito, ¿qué va a hacer ahora”? que es un inútil, entonces, directamente, o
a través de otra persona trata de ayudarlo.
Ocho: No prestar atención a las alarmas.
Nueve: una vez que salió del circuito del
psicópata intentar formar grupos de complementarias para hablar sobre la
experiencia que transitaron. Esto que parece un a primera vista un hecho
positivo de compartir historias semejantes,
se convierte en un hablar sobre el psicópata y, cada vez que se escucha la
experiencia de una complementaria, la oyente en su mente está recreando
nuevamente a “su psicópata” y comparándolo con el otro psicópata. Es decir que,
además de cortar el contacto cero mental, se solidifica la presencia del
psicópata en la mente de las complementarias que lo refuerzan cada vez
que se juntan a hablar sobre este tema. Es firmemente desaconsejable la formación de grupos de complementarias. La
complementaria debe estar ocupando su mente con el presente y el futuro y
quitándole cada vez más espacio mental al psicópata que le gobernó la vida durante tanto tiempo. Todos estos errores lo único que logran es
que la complementaria siga atada a su depredador, lo que debe lograr es
quitarlo de su mente, liberarse de su lazo,
y para eso es imprescindible el "contacto cero".