miércoles, 26 de septiembre de 2012

Cómo alejarse del psicópata


Cuando hablamos del psicópata vimos que su complementaria,  debe necesariamente mantener un  "contacto cero" con él una vez terminada la relación (ya sea porque el psicópata la deja porque ya no la necesita, o bien porque la complementaria se agotó soportando),   aunque su propia psique boicotee su intento de mantenerse a salvo.
Estos son los errores más comunes que una complementaria suele cometer en este intento de lograr  su libertad (según investigaciones del Dr. H Marietan, especialista en Psicopatía)

Uno: Creer que va a cambiar,   intentar  “curarlo” o ayudarlo a “superar” su psicopatía para que “cambie”
“También me atrajo el desafío de que él quisiera cambiar, y sobre todo porque creía que era por mí, por el efecto de mi amor”.
Dos: Matarlo. Siempre seguirá en su mente, seguirá siendo su amo,  esta vez  a través de la culpa , del remordimiento, del recuerdo.
Tres: Vengarse: como el psicópata le hizo daño, entonces la complementaria trata de dañarlo también, la venganza es un sentimiento generado por la presunción de que se ha cometido una injusticia.   Se venga aquel que se considera una víctima. Una vez que salió del circuito, la venganza la liga también al psicópata, sigue enganchada.  Pensar en vengarnos es pensar en el psicópata. Es tenerlo presente, re- presentarlo en nuestra mente. Mantenerlo vivo. Ahuyentar el olvido. Dejar que la vieja herida siga sangrando, que nos siga doliendo todo aquello. Dejar que el pasado se siga enseñoreando en nuestro presente y que lo anule, que impida que  disfrutemos el ahora por consagrarlo al pasado. Además, y por todo lo que ya hemos expresado en relación al psicópata y su complementaria en otros artículos, estamos en condición de concluir que  lo que  nos hizo el psicópata es lo que le permitimos, como complementarios, que nos hiciera;  que el tema de “víctima” no encaja en esta relación. Ambos, psicópata y  complementario, han participado para que se produjeran las acciones. Aquí no encaja el papel de víctima.  Pensar en la venganza, que es pensar en el psicópata, que es retenerlo en la mente, que  es seguir girando alrededor del amo, que es seguir siendo complementario. Y es, desde luego, romper el contacto cero, el factor válido para zafar del circuito psicopático.  Su autoengaño,  es otra de las artimañas de su “parte enferma” para volver a interactuar con el psicópata, esta vez con la pancarta de la justicia en lo alto.
Cuatro: Tratar de salvar a otros: quiere preservar a los demás del efecto dañino del psicópata, que no pasen por la experiencia destructiva que ella pasó.
Cinco: Creer más en la palabra que en los hechos. La complementaria cree a rajatabla en las palabras del psicópata más que en los hechos o evidencias. Si ella ve un hecho y el psicópata se lo “explica”, cree más en lo que le dice, que en el hecho en sí que está a la vista  en todo su esplendor de evidencia. Hasta puede  llegar a dudar de su percepción de realidad.
Seis: Tener diálogos internos. En ausencia del psicópata se tiene diálogos internos con él, que condicionan   la conducta de la complementaria.
Siete: Seguir cuidándolo después de separarse: “pobrecito, ¿qué va a hacer ahora”? que es un inútil, entonces, directamente, o a través de otra persona trata de ayudarlo.
Ocho: No prestar atención a las alarmas.
Nueve: una vez que salió del circuito del psicópata intentar formar grupos de complementarias para hablar sobre la experiencia que transitaron. Esto que parece un a primera vista un hecho positivo de  compartir historias semejantes, se convierte en un hablar sobre el psicópata y, cada vez que se escucha la experiencia de una complementaria, la oyente en su mente está recreando nuevamente a “su psicópata” y comparándolo con el otro psicópata. Es decir que, además de cortar el contacto cero mental, se solidifica la presencia del psicópata en la mente de las complementarias que lo refuerzan cada vez que se juntan a hablar sobre este tema. Es firmemente desaconsejable  la formación de grupos de complementarias. La complementaria debe estar ocupando su mente con el presente y el futuro y quitándole cada vez más espacio mental al psicópata que le gobernó la vida durante tanto tiempo. Todos estos errores lo único que logran es que la complementaria siga atada a su depredador, lo que debe lograr es quitarlo de su mente, liberarse de su lazo,  y para eso es imprescindible el "contacto cero".

Los Psicópatas


 A lo largo de mi proceso personal de sanidad, y en consecuencia de mi estudio de las patologías desarrolladas  por quienes son víctimas o victimarios en lo que es la violencia familiar, hay un tema que me ha apasionado, y es el de la codependencia,   del cual hay tanto para decir…
Estudiando la codependencia, los efectos, las consecuencias, me he encontrado frente a personalidades atípicas, personajes que pueden destruir vidas, que pueden hacer imposibles otras,    "los psicópatas", personas encantadoras, si las hay. Hablando en términos generales al decir "psicópata", es probable que en nuestra mente aparezca, casi de manera inmediata y por asociación, un asesino en serie, un sádico violador, un hombre que cuando se enoja deja la casa como si hubiera pasado un tornado y arrasado con todo. Hay de estos, soy psicopatías graves. Pero existe un psicópata casi tan dañino como el anterior, solo que este es, como decía, encantador, dotado de un extravagante carisma, muy sociable, buen "amigo" de sus conocidos(el psicópata tiene conocidos, tiene relaciones utilitarias, puede estar rodeado de  gente, de socios, pero no tiene amigos, amigos personales, no los necesita , no hace lazo real sino aparente y transitorio. No tiene amigos y tampoco deja tener amigos. El psicópata aísla, una persona que atrae la atención, que se destaca entre otros.
Pero…(estos peros son fatídicos), puertas adentro, en la intimidad de una relación,  el psicópata es capaz de destruir, literalmente, la vida de su compañera/o ó como la/o llamamos "su complementaria/o", aunque en muchos casos, ni siquiera le levante la mano. Yo voy a hacer referencia a  la  complementaria, ya que el porcentaje de mujeres que se relaciona con hombres psicópatas es muy superior del porcentaje de hombres que se relacionan con mujeres psicópatas.
Uno no puede existir sin el otro, su vida deja de tener sentido. El psicópata es un depredador, siempre está buscando una presa, algo que le pueda ser útil para la realización de sus objetivos, nótese que digo "algo", una de las características de la conducta del  psicópata es que cosifica al otro.
"La mujer común está muy apegada a los usos y costumbres, de tal forma que la observación de esos usos y costumbres son tan importantes como sus necesidades vitales; así es que muchas de ellas abandonan las relaciones con varones que se ajustan perfectamente a sus necesidades vitales, pero que no cumplen los requisitos formales de los usos y costumbres. La complementaria, en ese sentido, es distinta, y es justamente eso lo que capta el psicópata, pero más que nada, es la complementaria la que se da cuenta de que ese ser distinto está mirándola en sus esencias básicas, y con desprecio de los elementos formales. Por lo que vemos es una doble captación; por un lado, el depredador que olfatea a su presa, y por otro lado, la presa, que emana los aromas necesarios para atraer al depredador."(Dr. H Marietan)
Es por esto, que una vez que la complementaria comienza  a despertar de este adormecimiento de ubicarse en la condición de "cosa", un extraño sueño; la única salida es el "contacto cero", cero verlo, cero escucharlo, cero escribirle, cero leerlo, cero saber de el, contacto cero a rajatabla, de otra manera terminará volviendo al psicópata.
Luego de  la separación, la  complementaria del psicópata, por un largo período de tiempo lucha con diálogos internos, se siente culpable por cómo estará el otro a quién dejó, por el que debería hacer algo, ayudarlo a sanar, etc. etc., lo que no es más que una trampa que su parte enferma le tiende a su razón y es parte del "trabajo" que hizo el psicópata en su mente.
La psicopatía tiene consecuencias sobre los otros, es un hecho social, el psicópata hace y hace hacer.
"Puede elaborar exquisitos planes, detalladas secuencias o intrincados diagramas para sus acciones, pero es la descarga en lo real de todo ese material intelectual lo que lo hace psicópata. Otras veces el psicópata tiene una armonización inmediata con la situación y obra casi sin reflexión, ajustado instintivamente -arriesgaría- a lo que debe hacer. Es esto lo que provoca el mayor asombro: ¿cómo lo pudo hacer y de esa manera? Y si se lo interroga, si él quiere contestar con algo de verdad, dirá simplemente: "Es lo que había que hacer". Y hay que creerle, así lo siente.
Con esto se puede ir comprendiendo que no cualquiera es un psicópata, que no hay entrenamiento para lograr una mente psicopática, que no hay un medio que lo genere. Estos seres, que deambulan entre nosotros, son así. Son formas de ser en el mundo. Como lo somos todos, pero… tienen necesidades especiales y formas atípicas de satisfacerlas",   expresa el Dr. H Marietan (Interpsiquis 2012)