Bueno definamos primero la soledad:
· Circunstancia
de estar solo o sin compañía.
· Sentimiento
de tristeza o melancolía que se tiene por la falta, ausencia o muerte de una
persona.
Generalmente solemos definir a la soledad a la luz de la
segunda acepción de la palabra, como un sentimiento malo, si cabe la expresión,
o negativo en todo caso.
La soledad es la circunstancia de estar solo o sin compañía,
y esa circunstancia es la que genera en la persona el “sentimiento de soledad”
que es el que se hace, en tantos casos, muy difícil de sobrellevar.
En relación a la temática del blog, quisiera hablar de la
soledad a la luz, justamente, de esto. Y es que para aquellas personas que les
toca atravesar por relaciones tóxicas o abusivas, la soledad muchas veces es el
pan de cada día. Sea que la pareja siga junta, en cuyo caso la soledad es
bastante dolorosa, porque se está con alguien pero no acompañado o solo a la
misma vez; sea que la pareja haya decidido poner fin a la relación, en cuyo
caso el hecho de volver a comenzar de cero, de ir a un nuevo hogar solo, o
quedarse en la casa solo, viendo y sintiendo el vacío que el otro deja, en
ambos casos generalmente la soledad se sufre y a menudo tanto que puede llevar a manifestar
otras patologías, depresión, enfermedades psicosomáticas, y más.
Yo suelo insistir en que el verdadero problema, tanto del
que permite el abuso, como del que abusa de otro, radica en la identidad. No
voy a ponerme a hacer un análisis completo de esto porque tendría que desviarme
bastante del tema de objeto de este escrito, lo desarrollaré en profundidad en
otra ocasión. Pero, por qué digo que es un problema de identidad? Porque en
algún momento esa identidad que define a cada uno puede haber sido socavada.
Tanto se ha hablado en los últimos tiempos de este tema que ya todos sabemos que
las conductas violentas o tóxicas son aprendidas, por lo tanto sabemos que si
alguien ejerce violencia es porque aprendió que “así es la vida” (en términos muy generales),
recibió malos tratos, o los vio en su casa y “decidió” que nadie lo trataría de
esa manera, y el que permite el abuso también aprendió que “así
es la vida”; qué hizo esto en esas personas en su niñez temprana? Los definió,
desvirtuó, distorsionó lo que su verdadera identidad debiera haber manifestado.
Desde una identidad distorsionada, difícilmente se logre ver las cosas con
claridad, porque el lente con que se mira ya se empañó. Por otro lado, tenemos
la cultura que nos enseña que somos “la media naranja” de alguien más, ¿eso qué significa? Ni más ni menos que si estamos solos estamos incompletos. Es cierto
que somos seres sociales y que no es bueno ni saludable vivir aislados, lo que
no es lo mismo que vivir solos; podemos vivir solos y estar rodeados de gente
en nuestro entorno, familia, amigos, compañeros de trabajo, etc. Lo que no es
saludable es aislarse, perder el contacto con los demás, y qué ironía!!, aquel
que sufre la soledad suele entrar en depresión y ésta le lleva al aislamiento.
Cuando la identidad logra ser restaurada (Restaurar: poner
una cosa en el estado o estimación que antes tenía), cuando la persona logra
verse en la plenitud en la que fue creada, créeme, todo cobra sentido, todo se completa (ya no se
necesita ninguna “media naranja”), la
visión de uno mismo cambia, el espejo ya no muestra un “pobre tipo”, el espejo
muestra a alguien con propósito, alguien determinado a llegar a su destino,
alguien que no está dispuesto a perder el tiempo con lo que lo detiene o
entorpece su avance.
Cómo es posible recuperar esa identidad que fue distorsionada?
Para empezar, reconozcamos que quién definió nuestra verdadera identidad al
crearnos fue nuestro Padre celestial. El qué creó la cafetera, la creó con un
propósito y una función específica, tu ves una cafetera y reconoces la función
y el propósito de ese artefacto. De igual manera, si aceptas la comparación, hemos sido creados con un propósito y una función específicos, y ese propósito
y función fueron dados por nuestro creador, si al vernos al espejo no logramos
ver el propósito y la función en ese reflejo, en algún momento esa identidad
fue distorsionada, pero, cómo la recupero???? Yendo al creador. ¿Dónde llevamos el aparato
que se rompió? Para tener repuestos originales al service de fábrica. Si vamos
a cualquier tienda podríamos conseguir un repuesto, pero no funcionará como el
original, o solo lo hará por un tiempo y luego vuelve a dejar de funcionar. ¿No
te pasó acaso?
Cuando vamos al creador, cuando rendimos a El nuestra vida y
permitimos que sea parte de ella, cuando reconocemos que ya no logramos poner
en orden las cosas, al contrario la vida se tornó un desorden tan grande que aún
nosotros mismos nos sentimos perdidos en medio de ese caos, y accedemos a que
sea Él quien ponga el orden necesario, accedemos a que el mismo Jesús venga a
habitar en nosotros, es cuando logramos tener acceso al “service de fábrica”…
el mismo Jesús que por amor a cada uno de nosotros dio su vida para que pudiéramos reconciliarnos con Dios Padre y devolvernos su paternidad, viene
a ser parte de nuestra vida, y sabes qué?, por cuanto nos devolvió la
paternidad de Dios, recuperamos la IDENTIDAD de hijos de Dios y somos
completados. Ya no necesitamos que alguien nos complete, ya no necesitamos
agradar a nadie, o ser aprobados por nadie, ya no necesitamos luchar por dar la
talla.
¿Por qué empecé hablando de soledad y terminé hablando de
recuperar nuestra identidad en Jesús? Es que cuando cada uno logra comprender
el propósito de su vida, aquello para lo que fue creado, cuando cada uno tiene
la certeza de cuál es el camino que debe andar, cuando entiende que toda vez
que está cumpliendo con ese propósito se siente pleno, ya no necesita nada más,
por qué? Porque dice la escritura que Él sabe de qué cosas tenemos necesidad y hace
provisión para cada uno, porque dice la escritura que Él es nuestro amigo, dice
que es nuestro esposo, dice que es nuestro Padre, dice que es nuestro refugio,
dice que es nuestro descanso, la escritura dice que Él es nuestro auxilio en los
problemas, Él es todo y lo llena todo.
Cuando recuperamos la identidad de hijos de Dios, la soledad
viene a ser solo la primera acepción de la palabra como lo veíamos en el
comienzo: “Circunstancia
de estar solo o sin compañía”, solo eso, una circunstancia de la que incluso
podemos disfrutar, nuestro propio espacio, nuestras propias actividades,
nuestros tiempos, nuestra libertad… y si…somos capaces de ya no sentir soledad,
sino disfrutar de una circunstancia, de la soledad.
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