sábado, 7 de julio de 2012

Por qué la iglesia oculta o calla la violencia en los hogares cristianos?


Por qué la iglesia no sabe qué hacer con la violencia doméstica, por qué no sabe cómo tratarla, cómo enfrentarla? Porque hay una especie de negación de parte de algunos, porque no podemos aceptar que en un hogar cristiano donde se supone reina Dios, los esposos, hermanos en Cristo, se maltraten, más bien hay “problemas de carácter”, de “convivencia, de pareja”…
Muchos líderes no tienen una posición bíblica desarrollada al respecto y ante la consulta desesperada de un miembro de la congregación con este problema, lo tratan precisamente como un problema más… y volvemos una vez más a las mismas respuestas “ayune y ore más”, “reprenda espíritus malignos”, “cambie su actitud para con su esposo, para que cambie el”, “espere en Dios, descanse en El”, “fortalezca su fe en medio de la prueba”.  Estimado lector déjeme decirle que esta “prueba”, si seguimos “esperando y descansando” solo se va a acrecentar, a profundizar  y muy lejos de ser una prueba para afianzar  nuestra fe, se va a convertir poquito a poco en el mismo calvario donde esta mujer es maltratada y golpeada en su estima, en sus emociones y aún en su cuerpo cada día.
 Matrimonios cristianos? Matrimonios  en liderazgo? Matrimonios pastorales? 
Si!!! Esos mismos… Hermano no rasgues tus vestiduras por lo que estás leyendo, es una triste realidad, esa misma que se tapa, que se esconde, la misma de la que en las congregaciones no se habla ni se enseña, pues cómo habría de hablarse o enseñarse al respecto si son los mismos ministros que al bajarse de sus púlpitos llegan a sus casas a ejercer la misma violencia sobre sus esposas (gracias a Dios, no todos, lo aclaro cada vez que puedo, porque en cualquier momento van a querer despellejarme los que se sientan tocados)
Pastores  y líderes que desvalorizan constantemente a sus esposas, muy lejos de “dar honor a la mujer como a vaso más frágil”;  pastores y líderes que desautorizan a sus esposas frente a la congregación,  que en cualquiera de sus prédicas comentan a modo de “testimonio” alguna situación familiar o íntima sin importar si su esposa o hijos puedan sentirse avergonzados.  Bromas frente a la congregación o amistades en las que siempre se desvaloriza a su esposa. Pastores o líderes que a la hora de tomar decisiones ministeriales la opinión de la esposa no cuenta,  y aún en cosas que algunos quizá podrían ver como nimiedades, tales como:  la pastora tiene que hacer una visita y necesita el auto, pero resulta que el auto lo “necesita el pastor” siempre y nunca está disponible para ella, o simplemente tiene que recurrir a un transporte público porque su esposo “no le puede  enseñar  a conducir” o “no le presta el auto porque conduce mal”.  Muchas de estas conductas han sido naturalizadas  e internalizadas por mucho tiempo y ni siquiera las esposas lo ven como una forma de abuso, pero que sumadas al resto de las conductas de esta índole que se manifiestan a diario, han llevado a estas mujeres a sentirse relegadas, en realidad lo son; a sentirse frustradas, pero como deben ser “sumisas” siguen llorando por los rincones y clamando de rodillas a Dios para que sea El quién las levante, quién levante su ministerio, quién le dé el lugar que ella merece como coheredera del Reino. Lo que no entiende esta mujer es que Dios no va a hacer algo que está en manos de ella hacer. 
Entonces tenemos la cabeza de la congregación (pastorado) enferma, si la cabeza esta enferma, que podemos esperar del cuerpo.
Es tiempo de hablar, es tiempo de sacar a luz todo lo oculto, estamos en un Kairos de Dios en el que la iglesia de Cristo está siendo transformada, está siendo restaurada y reconciliada con el diseño original,  todo lo que no esté de acuerdo con este diseño tiene que ser raído, arrasado,  decimos “venga a nosotros tu Reino”,  y cómo va a venir su Reino a nosotros? Nosotros los embajadores, representantes de Cristo en esta Tierra somos los que traemos su Reino, la tierra “clama, gime a una por la manifestación gloriosa de los hijos de Dios” y qué es esto sino traer su Reino.  Cómo se pretende hacer?  Desvalorizando, humillando, sometiendo, insultando, agraviando, maltratando, menospreciando, discriminando…..????   IGLESIA DESPIERTA Y DEJA ORGULLO, VANAGLORIA,  SACATE LA MÁSCARA, HUMÍLLATE DELANTE DE TU HACEDOR, ARREPIÉNTETE DE LAS ABERRACIONES QUE COMETES A PUERTAS CERRADAS, DETRÁS DE TUS MUROS  Y EMPIEZA A HACER LO QUE TU PADRE TE COMISIONÓ HACER POR SU INFINITA GRACIA, MOSTRAR EL AMOR DE CRISTO Y SU MARAVILLOSA OBRA DE RECONCILIACION Y REDENCION.  
La gente deja las iglesias porque encuentra en el mundo lo que se supone que deberían encontrar dentro de las congregaciones. Todos son amorosos, todos te reciben bien, pero en el momento de reflejar compromiso por el prójimo, pocos están disponibles, pocos pueden hacerlo desinteresadamente.
Pero decíamos por qué la iglesia oculta y calla la violencia? En este punto del discurso la respuesta es obvia; decimos violencia y asociamos inmediatamente en nuestro pensamiento el golpe físico, pero como ya expliqué en varios escritos la violencia no es solo física, los actos descritos anteriormente por parte del liderazgo en sus hogares, son actos de violencia.  La violencia es pecado, la iglesia oculta y calla su pecado, aunque “no hay nada oculto que no haya de salir a la luz” (Mateo 10:26) por eso en este tiempo Dios está haciendo limpieza, hoy en el Reino es uno de esos días de pleno sol, como muchas de nosotras las mujeres esperamos para limpiar, abrimos ventanas, puertas, movemos muebles, sacudimos alfombras, sacamos y lavamos cortinas, sacudimos en cada rincón y quitamos hasta el último grano de polvo.  Hoy en el Reino es uno de esos días de limpieza en el que Dios está levantando gente que no tema decir la verdad, que no tema decir lo que ve, que no tema denunciar lo que no sirve, porque hay que sacudir la mugre hasta el último grano de polvo.
Efesios 5:28-29  “Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama.  Porque ninguno aborreció jamás a su propia carne, antes la sustenta y regala, como también El Señor a su Iglesia…”
Dice: el que ama a su mujer, a si mismo se ama, nadie aborreció su propio cuerpo, su propia carne, hermanos somos un mismo cuerpo, el cuerpo de Cristo y el mismo Cristo dijo en Mateo 12:25 “… Todo reino dividido contra sí mismo, es desolado; y toda ciudad ó casa dividida contra sí misma, no permanecerá”.  En un matrimonio donde uno de los esposos, hermanos en Cristo, partes del mismo cuerpo de Cristo,  hay violencia, hay división, cómo podemos pretender preservarlo a todo costo, a como de lugar, si está destinado al fracaso (no lo digo yo, lo acabamos de leer en Mateo, dicho por Jesús)
MUJER DE DIOS, VARONA DE DIOS, MUJER DE REINO, COHEREDERA DEL REINO ENTIENDE QUE NADIE TE DARÁ EL VALOR QUE TU NO TE DES, NADIE TE VA A LEVANTAR SI TU NO ENTIENDES QUE DEBES LEVANTARTE, DIOS NO VA A DESARROLLAR Y ESTABLECER TU MINISTERIO SI TU NO TE DECIDES A TOMARLO.  EL MALTRATO NO VA A CESAR HASTA QUE NO LO SAQUES A LUZ, A QUIÉN LE TEMES?, POR QUÉ NO HABLAS?, AL ÚNICO QUE DEBES TEMER ES A DIOS  Y EL ES TU ESCUDO Y TU FORTALEZA, ROCA FUERTE Y REFUGIO, EL ES TU LIBERTADOR. TOMATE DE SU MANO Y DENUNCIA EL PECADO DE LA VIOLENCIA.

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