martes, 7 de agosto de 2012

Como decía la abuela.....


Aquellas que estamos acostumbradas a coser, sabemos que para arreglar un pantalón roto generalmente hacemos uso de algún otro roto que teníamos guardado por ahí.
Muchas tenemos, gracias a Dios, habilidad para coser y para hacerlo muy bien, por eso podemos hacer con dos pantalones rotos uno muy lindo, incluso más de lo que era originalmente, ya que podemos lograr que los remiendos bien aplicados y decorados hagan de la nueva prenda, un muy buen diseño, incluso a la moda.
Algo similar pasa con un alma herida, rota, quebrada por los golpes de la vida.
De repente halla otra que, al parecer, da sentido a la vida... "la arregla". Otra alma que sin duda también llega con heridas, y golpes a cuestas, quién no los trae?, todos tenemos una historia, pero, al igual que en la analogía de los pantalones, quizá logremos una hermosa relación, quizá, aparentemente sea la pareja ideal, quizá "dé la impresión" de ser un matrimonio ideal... y ... como decía la abuela, siempre hay un roto para arreglar un descosido... pero, una vez más, como en la analogía por mas lindo que parezca, no deja de ser un pantalón remendado, y ambos sienten el remiendo, muchas veces las costuras(relación) se ponen tirantes e incluso se cortan  o rompen.
La verdad es que mientras sea un roto el que pretenda arreglar al descosido, no obtendremos otra cosa que no sea UN REMENDADO.
La buena noticia es que hay uno que puede hacer nuevas todas las cosas, aquel que las creó, el mismo que puede deshacer y volver a hacer.
Con un corazón sano (nuevo) y otro corazón sano (nuevo), se puede dar a luz una relación sana, una familia sana, hijos sanos (emocional y psicológicamente hablando). Pero para ello, y siempre hay un pero, existe un primer paso sin el cual no llegaremos a ningún lado, y ese es ACEPTAR que necesitamos sanar las heridas del alma, del corazón; dejar de engañarnos a nosotros mismos y pretendernos superados; ACOSTUMBRADOS (a cargar una condición) NO ES LO MISMO QUE SUPERADOS.
NECESITAMOS aceptar nuestra condición y rendirnos delante de Aquel, el único, con el poder de sanar al alma.
"Les daré un corazón nuevo, y pondré en ustedes un espíritu nuevo; les quitaré el corazón de piedra que ahora tienen, y les daré un corazón sensible."  (Ezequiel  36:26)

A G

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