A lo largo de mi
proceso personal de sanidad, y en consecuencia de mi estudio de las patologías
desarrolladas por quienes son víctimas o
victimarios en lo que es la violencia familiar, hay un tema que me ha apasionado,
y es el de la codependencia, del cual
hay tanto para decir…
Estudiando la
codependencia, los efectos, las consecuencias, me he encontrado frente a personalidades atípicas, personajes que pueden destruir vidas, que pueden hacer imposibles otras, "los psicópatas", personas
encantadoras, si las hay. Hablando en términos generales al decir
"psicópata", es probable que en nuestra mente aparezca, casi de
manera inmediata y por asociación, un asesino en serie, un sádico violador, un
hombre que cuando se enoja deja la casa como si hubiera pasado un tornado y
arrasado con todo. Hay de estos, soy psicopatías graves. Pero existe un
psicópata casi tan dañino como el anterior, solo que este es, como decía,
encantador, dotado de un extravagante carisma, muy sociable, buen
"amigo" de sus conocidos(el psicópata tiene conocidos, tiene relaciones utilitarias, puede estar rodeado
de gente, de socios, pero no tiene
amigos, amigos personales, no los necesita , no hace lazo real sino aparente y
transitorio. No tiene amigos y tampoco deja tener amigos. El psicópata aísla, una
persona que atrae la atención, que se destaca entre otros.
Pero…(estos peros
son fatídicos), puertas adentro, en la intimidad de una relación, el psicópata es capaz de destruir,
literalmente, la vida de su compañera/o ó como la/o llamamos "su
complementaria/o", aunque en muchos casos, ni siquiera le levante la mano.
Yo voy a hacer referencia a la complementaria, ya que el porcentaje de
mujeres que se relaciona con hombres psicópatas es muy superior del porcentaje
de hombres que se relacionan con mujeres psicópatas.
Uno no puede existir
sin el otro, su vida deja de tener sentido. El psicópata es un depredador,
siempre está buscando una presa, algo que le pueda ser útil para la realización
de sus objetivos, nótese que digo "algo", una de las características
de la conducta del psicópata es que
cosifica al otro.
"La mujer común
está muy apegada a los usos y costumbres, de tal forma que la observación de
esos usos y costumbres son tan importantes como sus necesidades vitales; así es
que muchas de ellas abandonan las relaciones con varones que se ajustan perfectamente
a sus necesidades vitales, pero que no cumplen los requisitos formales de los
usos y costumbres. La complementaria, en ese sentido, es distinta, y es
justamente eso lo que capta el psicópata, pero más que nada, es la
complementaria la que se da cuenta de que ese ser distinto está mirándola en
sus esencias básicas, y con desprecio de los elementos formales. Por lo que
vemos es una doble captación; por un lado, el depredador que olfatea a su
presa, y por otro lado, la presa, que emana los aromas necesarios para atraer
al depredador."(Dr. H Marietan)
Es por esto, que una
vez que la complementaria comienza a
despertar de este adormecimiento de ubicarse en la condición de
"cosa", un extraño sueño; la única salida es el "contacto
cero", cero verlo, cero escucharlo, cero escribirle, cero leerlo, cero
saber de el, contacto cero a rajatabla, de otra manera terminará volviendo al
psicópata.
Luego de la separación, la complementaria del psicópata, por un largo
período de tiempo lucha con diálogos internos, se siente culpable por cómo
estará el otro a quién dejó, por el que debería hacer algo, ayudarlo a sanar,
etc. etc., lo que no es más que una trampa que su parte enferma le tiende a su
razón y es parte del "trabajo" que hizo el psicópata en su mente.
La psicopatía tiene
consecuencias sobre los otros, es un hecho social, el psicópata hace y hace
hacer.
"Puede elaborar
exquisitos planes, detalladas secuencias o intrincados diagramas para sus
acciones, pero es la descarga en lo real de todo ese material intelectual lo
que lo hace psicópata. Otras veces el psicópata tiene una armonización
inmediata con la situación y obra casi sin reflexión, ajustado instintivamente
-arriesgaría- a lo que debe hacer. Es esto lo que provoca el mayor asombro:
¿cómo lo pudo hacer y de esa manera? Y si se lo interroga, si él quiere
contestar con algo de verdad, dirá simplemente: "Es lo que había que
hacer". Y hay que creerle, así lo siente.
Con esto se puede ir
comprendiendo que no cualquiera es un psicópata, que no hay entrenamiento para
lograr una mente psicopática, que no hay un medio que lo genere. Estos seres,
que deambulan entre nosotros, son así. Son formas de ser en el mundo. Como lo
somos todos, pero… tienen necesidades especiales y formas atípicas de
satisfacerlas", expresa el Dr. H
Marietan (Interpsiquis 2012)
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